Abanicos, ofertas de trabajo por Twitter, críticas a la Marea Blanca… así es el consejero de Sanidad de Cifuentes

Madrid

Abanicos, ofertas de trabajo por Twitter, críticas a la Marea Blanca… así es el consejero de Sanidad de Cifuentes

Jesús Sánchez Martos, gran protagonista de la semana por sus recomendaciones contra la ola de calor, está viviendo un mandato cuanto menos polémico.

Jesús Sánchez Martos, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid

Jesús Sánchez Martos no pasa desapercibido y su nombre será recordado en la sanidad madrileña. Esa es una de las conclusiones que se pueden extraer siguiendo su recorrido o simplemente escuchando su polémica recomendación para atajar la ola de calor que sufren los centros escolares en la región. Sin embargo, los focos sobre el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid no se han colocado únicamente en los últimos días.

Durante todo el mandato de Cristina Cifuentes, Sánchez Martos ha estado muy presente tanto en los medios de comunicación como en las críticas de la oposición y de los profesionales. Al poco de su nombramiento, la presidenta regional tuvo que salir al paso de unas palabras que levantaron viejos fantasmas en la sanidad pública. “Si un gestor de un hospital público no es capaz de hacer una gestión eficaz habrá que buscar una gestión privada. Una gestión privada no significa una privatización”, sugirió el consejero de Sanidad. La popular tuvo que desmentir el rumor abierto reafirmando que en su programa electoral estaba escrito “muy claramente” que no habría más privatizaciones.

El difícil verano de 2016

El día a día en la Consejería de Sanidad (y en la Mesa Sectorial) comenzó a granjear ciertas tiranteces con los sindicatos. La falta de acuerdos y la precariedad de los profesionales de la sanidad pública madrileña comenzaron a coger peso en la agenda política. De hecho, el Colegio de Médicos de Madrid y dos asociaciones de facultativos madrileños se lanzaron a las calles en el verano de 2016 para protestar ante la inacción. La respuesta de Sánchez Martos, como ha sido tendencia a lo largo de su legislatura, fue tachar de “electoralistas” las movilizaciones al ver que la repetición de las elecciones generales estaba cerca.

A pesar de que las tensiones no han dejado de estar presentes desde el inicio (por culpa de la precariedad, de los Pactos de Gestión o de las listas de espera, entre otras cuestiones), el periodo estival del año pasado llevó a las portadas a Sánchez Martos. El cierre de camas no fue el único que acaparó la denuncia de los profesionales, el consejero de Sanidad recurrió a su cuenta personal de Twitter (muy activa y desde la que gestiona parte de las listas de espera en el momento en el que hay una crítica por los tiempos) para reclamar un médico para el centro de salud de San Martín de Valdeiglesias.

“A pesar de la bolsa, es difícil encontrar quien quiera trabajar en verano. Yo lo he hecho siempre”, escribía el conservador a inicios de julio. Una ‘oferta’ de trabajo que para las asociaciones sanitarias no fue más que un intento de acusar “subliminalmente de vagos a los médicos”. “¿Para qué se han creado entonces las bolsas de empleo temporal para los centros dependientes del SERMAS?”, le recordaban desde la Asociación Madrileña de Enfermería Independiente AME.

Twitter, un arma de doble filo

Una polémica en Twitter que no se ha quedado únicamente ahí. Sus palabras en la red social hicieron levantarse a la gran mayoría de las asociaciones de Enfermería después de que Goretti Pacheco, profesional de un centro de salud madrileño, fuese cesada de su puesto tras reclamar al consejero de Sanidad vacunas para embarazadas en un mensaje de Twitter. Desde la Consejería de Sanidad lo achacaron a que todo se debía a la pérdida de confianza por parte de la “directora gerente de Atención Primaria”. Incluso, en la Asamblea de Madrid, Sánchez Martos reprochó la “desproporcionada importancia” que se le estaba dando al despido de la enfermera; al portavoz del Grupo Socialista en materia de Sanidad, José Manuel Freire, le acusó de utilizar este asunto con “intereses meramente partidistas”.

La llegada del invierno trajo consigo las polémicas al ver que los desperfectos en los hospitales públicos madrileños también han estado muy presentes. De hecho, la Consejería de Sanidad tuvo que anunciar un plan de remodelación ante los numerosos sucesos que estaban dándose. Por el momento, varios meses después, no hay noticias de dicha iniciativa. Mientras, las redes sociales no ignoraban las escenas de inundaciones y derrumbamientos en los centros hospitalarios. Una de las respuestas que dio Sánchez Martos fue recriminar que se publiquen estas imágenes: al igual que “salen” vídeos “destructivos”, deseó que también se distribuyeran las imágenes “constructivas” cuando se arregla una incidencia.

Los choques con la Marea Blanca

Pero si algo ha caracterizado el mandato del consejero de Sanidad ha sido su cuerpo a cuerpo con la Marea Blanca y las manifestaciones en la sanidad madrileña. En las últimas fechas, dos defensas han salido de la boca de Sánchez Martos: minimizar las protestas y acusarlas de estar politizadas. Así lo hizo antes de las elecciones generales del 26-J, tal y como se ha mencionado anteriormente, asegurando que los que se movilizan son un 2% y así insistió cuando se han producido encierros en hospitales públicos para desaprobar su política.

Es tal la desafección entre la Marea Blanca y Sánchez Martos que en los últimos encierros llegó a ir más allá. El popular criticó recientemente dos actitudes a este colectivo: el “ruido mediático” que levantan con sus acciones y el “tanto daño que ha hecho y sigue haciendo a la sanidad pública”. De la misma manera, aventuró que esta iniciativa que profesionales y vecinos lanzaron a finales de marzo en el Hospital Ramón y Cajal tenía una peculiaridad al ver que fue apoyada por representantes políticos: “Tiene todo el tinte de una protesta política”.

Eso fue en marzo, pero en mayo la calle tampoco ha perdido fuerza. La ruptura de relaciones entre los médicos y Sánchez Martos por sus incumplimientos en los presupuestos llevó a los sindicatos sanitarios a manifestarse frente a la Comunidad de Madrid y a exigir su dimisión. Cristina Cifuentes mantuvo firme su apoyo al consejero de Sanidad; el popular hizo lo mismo con su argumentario: las protestas, a su entender, estaban politizadas y no tenían sentido.

“El 30 de mayo de 2016 los representantes de los médicos, ICOMEM-AMYTS-AFEM, nos reunimos en rueda de prensa para exigir al consejero un cambio de rumbo en temas como la precariedad laboral. La reacción del consejero fue tachar las propuestas de electoralistas”, relatan desde AFEM para exponer cómo ha ido la relación. Cuando los sindicatos pasaron a la acción, Sánchez Martos les acusó de moverse por unos motivos llenos de “falsedades” por lo que eran protestas “absolutamente demagógicas” y “totalmente politizadas”.

El conflicto que abrió Sánchez Martos con el Hospital Universitario de Móstoles también dio pie a intensas movilizaciones. Su anuncio de reconvertir 130 camas del centro en unidades de media y larga instancia provocó un aluvión de personas en defensa del centro público. Tuvo que dar marcha atrás a lo que en primer momento anunció. La sombra de un intento de favorecer al hospital de gestión privada que hay en el mismo municipio sigue sobrevolando con fuerza en la mente de los defensores de la sanidad pública madrileña.

La reprobación sale a escena

Mientras tanto, la intensidad se ha mantenido: los profesionales y los partidos han reafirmado las críticas y el consejero de Sanidad ha exigido ‘pruebas’ tanto a los sindicatos como a la oposición. Las irregularidades en los hospitales madrileños han ido apareciendo en la prensa y con ellas las explicaciones y las respuestas en el Parlamento. “Como le dije al señor [José Manuel] López si Podemos, cualquier otro grupo o cualquier otro ciudadano tiene algún dato que acredite que estamos permitiendo la malversación de fondos, lo que tiene que hacer es ir a la Fiscalía”, respondió Sánchez Martos. Algo parecido ha reclamado a las organizaciones sindicales que “uno a uno digan al consejero frente a frente cada uno de los compromisos que no ha cumplido”.

Todo en un momento en el que el conservador ha creado una nueva polémica con sus abanicos de papel por la que se han hecho eco hasta medios de otras regiones como el Faro de Vigo. El 22 de junio Sánchez Martos tendrá que vivir un intento de reprobación que Podemos llevará a la Asamblea de Madrid. No sabemos si hasta esa fecha se habrá abierto alguna nueva grieta o algún que otro titular.

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