Lo mismo es hilar muy fino, pero no sería la primera vez que los arbitrajes han favorecido los intereses de la FIFA en contra o a favor de las selecciones que consideran más o menos interesantes para seguir en la competición.
La misma selección española tiene un par de ejemplos que todos recuerdan, el gol de Michel contra Brasil y aquel más que sospechoso arbitraje contra la anfitriona del mundial de Corea del Sur.
Hoy tenemos otro episodio de cómo las decisiones erróneas de un arbitraje, con VAR incluido, han sido casualmente dañinas para la federación más díscola con la designación de Catar cómo sede del mundial de fútbol. Y del que España por unos minutos fue un víctima colateral.
Alemania fue la última selección en renunciar a ponerse el brazalete ‘one love‘ y desde un principio puso encima de la mesa la falta de derechos humanos en el país árabe, poniendo en tela de juicio al presidente de la FIFA, Gianni Infantino y al país organizador.
Las elecciones de las sedes de los mundiales siempre han estado bajo la sospecha de maletines y favores a los encargados de elegir el organizador del evento por parte de los candidatos. Y este mundial en mitad de la temporada y un país que tenía que edificar todas las infraestructuras en tiempo récord, tiene quizás la más sombría de las dudas sobre sus espaldas.
Ahora sobre el Mundial de Catar subyace también la habitual sospecha arbitral. Veremos qué pasa en las siguientes rondas.
