La amenaza de la inflación involucra a los bancos centrales en una “guerra de divisas inversa”

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La amenaza de la inflación involucra a los bancos centrales en una “guerra de divisas inversa”

“El gran cambio es que ya no se piensa que la apreciación de la moneda es indeseable”, señala Goldman Sachs.

Billetes divisas

Billetes de euro, dólar y libras

Durante la anterior crisis los bancos centrales se vieron involucrados en una guerra de divisas, presionando a la baja sus monedas para estimular el crecimiento económico. Ahora, con la inflación disparada en las principales economías, podría desatarse otra guerra, pero a la inversa: una divisa en alza puede ayudar a enfriar los precios al abaratar los productos del exterior.

Según el modelo SHOK de Bloomberg Economics, un aumento del 10% del dólar ponderado por el comercio en el segundo trimestre reduciría la inflación en aproximadamente 0,4 puntos porcentuales en los dos trimestres siguientes. El impacto es ligeramente mayor en la eurozona en caso de que el euro suba un 10% sobre una base similar.

Por el momento, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, entre otros, han evitado avalar las recientes subidas de sus divisas, tampoco las han desautorizado, señala Bloomberg.

Y algunos expertos del mercado, como Goldman Sachs, ya empiezan a hablar abiertamente de que está en marcha una “guerra de divisas inversa”, en la que los responsables de política monetaria encuentran una herramienta para sofocar la inflación en el fortalecimiento de los tipos de cambio.

“El gran cambio es que ya no se piensa que la apreciación de la moneda es indeseable”, señala George Cole, Jefe de Estrategia de Tipos en Europa de Goldman Sachs. “No me sorprendería que viéramos cada vez más a los bancos centrales del G-10 reconocer que, en realidad, una moneda fuerte podría ser su amiga durante este ciclo de endurecimiento”.

En un informe a los clientes de esta semana, George Cole y el también analista Michael Cahill sugirieron que, a medida que la Reserva Federal busca endurecer la política monetaria de forma más agresiva de lo previsto, las contrapartes tratarán de seguir el ritmo en parte para evitar un tipo de cambio más bajo.

Según recoge Bloomberg, Goldman Sachs estima que los principales bancos centrales tendrían que subir los tipos de interés en una media de unos 10 puntos básicos para compensar un movimiento de un punto porcentual en su moneda ponderada por el comercio. Este “nuevo paradigma” de resistencia a la debilidad de las divisas debería favorecer al euro, la corona sueca y el franco suizo.

No todas las economías se beneficiarán de una reducción de la inflación gracias a una moneda más fuerte, ya que depende en gran medida de la composición de su cesta de inflación y de la dinámica local, como los aumentos salariales. Una moneda más fuerte tampoco contribuirá a reducir la inflación en las economías que dependen de los servicios nacionales para su crecimiento.

Sin embargo, para aquellos bancos centrales que necesiten frenar los precios, permitir que sus monedas se fortalezcan es una herramienta crucial cuando se combina con un mayor coste de los préstamos.

Según Priyanka Kishore, de Oxford Economics, es uno de los temas que los bancos centrales del G20 pondrán sobre la mesa en su reunión en Yakarta. “Es probable que se discuta sobre las posibles consecuencias del cambio de tono de los bancos centrales en muchas de las principales economías, especialmente porque una moneda más débil será una fuente adicional de inflación importada”, ha señalado.

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