Señor presidente interino de Venezuela reconocido ya por más de cincuenta países, el paso decisivo sería el cambio de lealtades de las fuerzas armadas, de manera que se pongan bajo sus órdenes sin fraccionarse.
Porque si los uniformados se fraccionaran se desencadenaría una guerra civil sangrienta de duración incierta.
Arengar a la población desesperada e inerme a que se enfrente en las calles a los chavistas enardecidos que tienen la pólvora detrás, es arriesgar sus vidas y jugar a juntacadáveres.
Hablen, acuerden, pacten y eviten el derramamiento de sangre.
Venezuela merece más.