Simulación diferida

Opinión

Simulación diferida

Criticamos injustamente la legislación laboral que el Gobierno de Rajoy ha impuesto en este año largo que lleva en el poder. Las leyes son una cosa pero la práctica que ejemplariza el PP es algo muy distinto. Con las leyes en la mano las administraciones y las empresas pueden despedir a placer, y lo estamos viendo a diario con el aumento de la cifra de desempleados, pero a través del propio ejemplo que emana desde las oficinas de la calle Génova, la realidad no es así. Menos mal.

Con Luis Bárcenas la aplicación de la legislación laboral vigente ha sentado ante los tribunales de lo social y sobre todo frente a la opinión pública un ejemplo muy diferente; admirable diría yo en cuanto a su reconocimiento a los derechos de los trabajadores y a la comprensión que debe ser tenida en cuenta de los problemas familiares y humanos que los despedidos van a tener que afrontar luego, viendo cómo sus ingresos, limitados a las prestaciones del paro, la obligarán a apretarse el cinturón.

Los dirigentes del PP no son unos explotadores insensibles y a la hora de despedir a Bárcenas, antes de que abandonase su despacho, se despidiese de su secretaria y se subiese por última vez al coche oficial, le hicieron una liquidación como… como Dios manda, me atrevería a añadir. Nada de veinte días por año trabajado ni zarandajas por el estilo, que eso siempre se vuelve un finiquito cicatero. No, con Bárcenas se ensayó otra manera de reducir la plantilla y evitar conflictos.

Se le hizo una simulación salarial y el volumen de la simulación compensatorio se fijó en una cantidad diferida de 21.300 modestos euros mensuales, seguridad social aparte. No es mucho, ya lo sé, algo más de lo que gana al año un obrero cualificado. Y digo que no es muchos porque Luis Bárcenas últimamente ha tenido mucho tiempo libre y ocupar el tiempo libre obliga a viajar, a esquiar y a alquilar helicópteros para llegar cómodamente a la cima de las pistas, y eso cuesta caro y la seguramente simulación no lo contempló al cien por cien. Por eso él, hombre exigente en el respeto a la Ley, no lo ha aceptado de buen agrado.

Esperemos que el ejemplo que ha dado el partido del Gobierno cunda haciendo simulaciones y su ex tesorero lo secunda llevando a sus empleadores a Magistratura.

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