Autónomos: la cuerda más floja

Opinión

Autónomos: la cuerda más floja

Pocos ciudadanos no tienen problemas con lo que está cayendo – y pido disculpas por caer en el tópico más tópico de cuantos nos ha provisto la crisis –, pero colectivamente hablando son los autónomos los que se están llevando los mayores palos. Quizás porque lo son, autónomos, o si se prefiere independientes, nadie se preocupa de defender su derecho a ser tenidos en cuenta como el resto de los trabajadores y a despertar un poco más de atención de la que están recibiendo.

Causan impacto e inquietud como no podría ser menos los despidos masivos y ERES en las grandes empresas y sin embargo se olvida que una parte muy sustancial de la masa laboral en España la integran los trabajadores de las pymes y los autónomos que sustentan a centenares de miles de familias, contribuyen de manera sorprendente a elevar el PIB y tributan religiosamente, sin recurso a triquiñuelas en sus declaraciones, a mantener los ingresos fiscales.

Pero a la hora de reconocerles derechos, los autónomos son claramente deficitarios. Su seguridad y protección ante las adversidades, desde la enfermedad hasta el desempleo, es cicatera. Carecen prácticamente de derecho a tomar vacaciones, cuando tienen que cesar en su actividad por las razones que sean, son los más proclives a quedarse en precario. Sus pensiones de jubilación también son exiguas sin que muchas veces sirva de argumentación el que sus cotizaciones fueron bajas porque sus ingresos no les daban para máximos.

Quizás influye que carecen de un sistema de sindicación generalizado, pero lo cierto es que su capacidad para defender sus derechos se diluye entre la que ejercen otros colectivos mejor organizados o más concienciados. Se olvida que su contribución al buen funcionamiento de una sociedad que les necesita es enorme y, por mucho que las nuevas tecnologías estén cambiando algunas actividades, lo seguirá siendo.

Casi me atrevería a añadir que cada vez más, porque uno de los cambios que se están produciendo, gracias en buena medida a la informática, es el aumento del trabajo en régimen autónomo, en muchos casos desde el propio lugar de residencia. Es un régimen laboral que ofrece muchas ventajas, pero para que se desarrolle es necesario que el estatuto de los autónomos deje de ser la parte más floja de la cuerda, que ya sabemos que es la primera que se rompe.

Más información