Un incendio lo provoca un pirómano y luego lo extienden dos o más políticos, lo estamos viendo en la gestión de las tierras quemadas en Canarias dónde a la ceniza se suma una vergonzosa pelea entre mandos políticos que deberían coordinar la extinción de los focos calientes en lugar de echar leña podrida al fuego. Mariano Rajoy llegó con la promesa de regenerar la sociedad y mucho me temo que tiene por delante una tarea hercúlea a la que debería volver en caso de que los mercados le dejen descansar tranquilo en Doñana. Por cierto no es por hacer comparaciones odiosas pero desde que el gobierno decidió irse de vacaciones la economía está mucho más calmada, (sin duda que es obra de la casualidad, no vayamos a ser malpensados).
A la vuelta de Doñana esperan días intensos a Rajoy porque aquellos que especulan no van a dejar de hacerlo, tan sólo vivimos la tregua del chiringuito. Otro de los que espera hacer su agosto a partir de septiembre es Mario Conde que de condenado por la justicia pasa a categoría de candidato a la presidencia con su propio partido político. No es la primera vez que Conde se siente tentado por la política pero sí es la primera en la que se quita la máscara, ¡al fin sus noches de tertuliano tienen sentido!, su entrenamiento como adoctrinador de masas le ha servido para algo.
La aventura de Conde suena a la de Gil, a la de Ruiz-Mateos y a otras cuántas que ya hemos visto pero también la política tiene su lado friki y este “parvenue” tiene espolones duros como los gallos. En realidad lo que hace es quitarse la máscara puesto que política lleva haciendo desde que era banquero y su mano estaba detrás de movimientos en la oscuridad. Ahora será cuándo mida su verdadera dimensión social, depende de a quienes incomode así será la respuesta que reciba y de momento parece que su público objetivo está entre el PP y UPyD.
Se ignora lo que Conde pueda aportar a la regeneración que tanto le preocupaba a Rajoy en la campaña electoral pero su friki-candidatura puede prepararnos grandes sorpresas, puede ser otro de los incendios de este verano. Tendrá que explicar su plan para salvar España sin que parezca que la quiere convertir en un paraíso fiscal, uno de aquellos en los que hizo trampas cuándo presidió el banco.
