El amor patético

Opinión

El amor patético

Si usted, como sospecho, es de los míos, o sea, de los que disfrutan como enanos leyendo cada semana en esta página los artículos de Rafael Martínez Simancas, está de enhorabuena. Lo digo mayormente porque anoche yo me he sentido así, y bien que me alegro de poderlo contar aunque hoy tenga que restregarme los ojos de sueño y ver cómo los dedos se me entrecruzan tozudos sobre el teclado del ordenador.

Y es que, verán: Rafael, a la chita callando y sin aclarar de donde saca tanto talento creativo, ha escrito un nuevo libro, en esta ocasión una novela para ser más preciso. Su título, ‘El amor patético’, que ya es una alerta de título que despierta interés. Un regalo para quienes buscamos ironía, ingenio y humor en las lecturas de evasión, además de ideas y observaciones sugestivas en el fondo. Un libro ágil, bien escrito, mordaz… delicioso, en resumen. Ayuda a relajarse, que es algo que nos hace mucha falta, pero no a dormir, aviso. Yo le puse el ojo encima sobre las once y cuarto con la idea de adentrarme sólo en las primeras páginas, pero ¡ya, ya!, no lo conseguí soltar hasta bien entrada la madrugada, después de sonreír mucho y de descojonarme en varias ocasiones de la risa. Un peligro, desde luego, para conductores, pilotos y pacientes de cirujanos que tengan que manejar el bisturí a la mañana siguiente.

Como los artículos de Rafael, vamos, de cada miércoles y cada jueves, como sus programas matutinos, poco descubiertos aún por el personal en Onda Madrid, pero en mejor si cabe: con la profundidad y solidez que aportan los libros predestinados al éxito que le pronostico y deseo a ‘El amor patético’. Me permito recomendarlo no tanto por amistad con el autor, al que sobre todo une una inconfesable envidia ante su brillantez en el manejo del lenguaje y la perspicacia en las imágenes narrativas, sino por esa relación compartida de tantos años con ustedes, nuestros lectores comunes.
Los artículos de Martínez Simancas siempre saben a poco, siempre dejan la frustración de la brevedad, y el libro, que se lee con una facilidad insólita, sale al paso de esa carencia en una anticipación navideña para facilitarnos ser más felices al menos durante unas horas

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