La dimisión habría sido aceptada por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, que ha encomendado la gestión de los conflictos que han provocado las decisiones tomadas anteriormente al interventor de la diócesis, Julio Lage González.
Según señala El País, diario que publicó la venta de estos edificios, “la carta de la renuncia formal la firmó a principios de mes”, cuentan fuentes del Arzobispado, “pero finalmente ha sido antes del 15 de octubre”. Las mismas fuentes sostienen que ha sido por “los compromisos laborales” que tiene y que su mandato expiraba antes del verano. No obstante, ha dimitido el 15 de octubre tras ejecutar la venta del patrimonio de Fusara.
Esta fundación tutelada por la Iglesia contaba con más de 200 pisos de alquiler en Madrid hasta el 30 de julio, el día que se firmó la operación de venta. A esta dimisión se suma la suspensión de seis de los 14 inmuebles por el Registro de la Propiedad número 28 de la capital. Para la compra de estos bienes se utilizaron sociedades opacas. Ahora las familias están recibiendo burofaxes donde se les ha anunciado la decisión irrevocable de rescindir el contrato.