El presidente del PP, Pablo Casado, quiere poner fin a la sangría de votantes que en los últimos años han dado la espalda al partido para poner ‘rumbo’ hacia Ciudadanos. Una ‘huida’ que se puso de manifiesto en las generales de 2015, cuando el PP perdió 3,6 millones de votos y 63 escaños. Los datos no mejoraron mucho unos meses después. En esa nueva cita en las urnas los populares se mantuvieron como primera fuerza, pero no llegaron a los 8 millones de ‘papeletas’. Algo que Casado se ha propuesto revertir.
“Hay millones de españoles deseando que les demos una razón para volver a confiar en nosotros”, afirmaba Casado este lunes en varias entrevistas radiofónicas tras su victoria en el Congreso del PP. Esta idea ya la había compartido con los suyos tras ser elegido sucesor de Mariano Rajoy el sábado. En su discurso nada más ser proclamado líder de la formación llamó a “intentar reconquistar el corazón de todos los españoles”.
“Tenemos que volver para recuperar nuestra base electoral y tenemos que volver para enarbolar nuestras señas de identidad de siempre”, defendió ante un auditorio volcado con su nuevo presidente. Una estrategia que ya ha puesto en marcha.
En esta nueva etapa que Pablo Casado se ha propuesto abrir en el PP las imágenes y los gestos están cobrando mucha importancia. A nadie se le escapa que su decisión de estrenarse en el cargo con una reunión con Rajoy en la sede nacional no era casual. Tampoco que apenas 24 horas después hiciera lo propio con José María Aznar, que llevaba dos años y siete meses sin ‘pisar’ Génova 13. Respecto a sus encuentros con ambos expresidentes del Gobierno y ex líderes del PP, hay un detalle que no ha pasado desapercibido a algunos, como es que Casado estuvo más tiempo reunido con este último que con su antecesor.
Más allá de esto, el jefe de los populares ha aprovechado su cita con Aznar, que giró en torno a Cataluña y los “retos y desafíos” que afronta España, para trasladar la idea de que cuenta con aquellos que, al igual que el propio presidente de la Fundación FAES, se alejaron del PP. Basta con recordar las duras críticas que dedicó a Rajoy y a los suyos tras las elecciones catalanas y sus ‘piropos’ hacia Ciudadanos.
Pablo Casado está inmerso en una ‘operación regreso al PP’ y nada mejor que empezar con Aznar, cuya figura representa a un importante sector del partido, el más conservador. Con este encuentro el líder de los populares tiende la mano a quienes dejaron de confiar en el partido para que vuelvan a ‘casa’. Todo un reto para el que tiene, como máximo, año y medio, ya que en las últimas horas se han sucedido los rumores sobre un adelanto electoral. Es más, hay quien ya se ha aventurado a pronosticar que la cita en las urnas será en octubre.
Por el momento no se han convocado estas nuevas generales, aunque la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, no cerró la puerta a esta posibilidad ante el giro del PDeCAT y el más que probable rechazo del PP al techo de gasto. “Nadie está pensando en adelantar elecciones, si bien nadie va a resistir más allá de lo razonable”, afirmó este martes Celaá en un desayuno informativo en Madrid.
Se adelanten o no los comicios Casado quiere aprovechar el ‘tirón’ y que el PP recupere el ‘peso’ perdido. Para ello también está trabajando en la celebración de una convención en octubre en la que fijar el programa, así como las ideas que marcarán su discurso.
