Los inversores repliegan posiciones en los mercados y compañías más expuestos a un posible embargo de Europa hacia Rusia. Alemania se lleva la peor parte. El clima de creciente tensión entre Europa y Rusia se ha saldado con un duro castigo inversor para Alemania. El temor a que las sanciones de Bruselas terminen por volverse en contra del club de los 28 ha empujado a muchos gestores a deshacer posiciones en los países y valores que más intereses se juegan en la crisis de Ucrania.
La fuerte dependencia energética y comercial de Alemania frente a Rusia ha sido un factor determinante para provocar una fuerte huida de inversores en la Bolsa de Fráncfort. El pasado viernes, cuando algunas novedades sobre las regiones prorrusas ucranianas apuntaban hacia un recrudecimiento de las tensiones en la frontera, el DAX se apuntó un sonoro descalabro de más del 2% en la que fue su tercera sesión consecutiva en rojo.
El índice de referencia del parqué germano ha cerrado la semana como uno de los más bajistas de todo el Viejo Continente, con un descenso del 4,5%. Hacía dos años que el DAX no sufría una semana tan negativa como esta en la que varias de sus cotizadas han digerido recortes de previsiones de negocio y consejos inversores a cuenta de las dificultades comerciales que se esperan a consecuencia de los embargos que se barajan contra Rusia en el seno de la Unión Europea.
Cerca de un cuarto de las necesidades energéticas de la ‘locomotora de Europa’ se cubren con materias primas procedentes de Rusia, según varios informes. En este sentido se entiende que el comisario europeo de Energía rechazase frontalmente un embargo a la importación de bienes como el petróleo, el gas natural y el carbón ruso. En un reciente informe del germano Commerzbank se apuntaba de hecho que el impacto de las medidas económicas contra Moscú podrían tener en Alemania «un impacto muy superior al de la mayoría de mercados» de la región.
Entre la lista de compañías más golpeadas por el temor al bloqueo a Rusia figuran nombres tan dispares como Adidas, Linde y E.ON. La primera de ellas, una de las gigantes mundiales del deporte, ha perdido un 18% de su valor bursátil en la última semana tras sufrir recortes de consejo de Deutsche Bank y de JP Morgan consecuencia de la rebaja de previsiones de negocio para el conjunto del año que la propia compañía se ha visto obligada a acometer apuntando precisamente a los riesgos que rodean Rusia. La química y la energética han perdido respectivamente un 3% y un 7%.
Por si fuera poco, el rebrote del conflicto armado entre Israel y Palestina y la entrada de Argentina en impago selectivos no ha ayudado a destensar los ánimos de los inversores de la Bolsa alemana. Tampoco lo ha hecho en Wall Street, donde el agregado S&P 500 también se ha apuntado su peor semana en dos años tras semanas revalidando un máximo tras otro.
