De todas las entidades que han recibido ayudas públicas, Liberbank, el banco de Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura, es la única que ha acometido el proceso de reestructuración obligado por Bruselas sin acordar ningún despido, sino apostando básicamente por reducciones de jornada (y sueldo) y algunas suspensiones temporales. Sin embargo, frente a lo que podría pensarse, el clima laboral que se vive en el seno de la empresa es probablemente uno de los más conflictivos del sector.
Una de las razones, el follón que se ha montado con los horarios de los trabajadores tras la aplicación de las nuevas medidas. Tal y como recuerda el sindicato independiente CSICA, ahora mismo, en Liberbank existen hasta 37 tipos de horarios diferentes en función del centro de procedencia de cada empleado.
Estas diferencias han generado no poca confusión en la propia plantilla, cuyo estado de ánimo no ha mejorado tampoco tras ver cómo ha resuelto la empresa el pago de las nóminas de julio, el primero en el que se aplicaron los recortes. En este caso, la ‘culpa’ la tiene el hecho de que Liberbank aplicó unilateralmente las medidas que consideró necesarias para cumplir con Bruselas, pero diez días después llegó a un acuerdo con CCOO y UGT para aplicar otras diferentes.
Así, por ejemplo, los trabajadores que tuviesen el contrato suspendido con la primera medida, no han cobrado nada en los diez primeros días del mes, (por estar en el paro) y a partir de ahí han percibido la nómina con la correspondiente reducción salarial (10,97%, 30% o 50%) correspondiente a la reducción de jornada, más el resto de medidas.
Por el contrario, los que tuviesen el contrato suspendido en diciembre, han percibido su salario completo sin reducción alguna hasta el 10 de julio, y en adelante la correspondiente reducción salarial. Algo similar ocurre con los trabajadores a los que se les ha cambiado la reducción de jornada.
