Con él llegó el escándalo. La visita sorpresa de José María

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Con él llegó el escándalo. La visita sorpresa de José María

Con él llegó el escándalo. La visita sorpresa de José María Aznar a Melilla manda hoy en las portadas, aunque hay diferencias, como entre la noche y el día, en la forma en que se han tomado los diarios el viaje del ex presidente a tierras melillenses en pleno conflicto de España con Marruecos.

Abc, por ejemplo, está encantado de la vida y recalca que Aznar, al que califica de “referencia indiscutible para el centro derecha español”, fue “aclamado por miles de personas” y al igual que La Razón, dice que el ex jefe del Ejecutivo “está en su perfecto derecho” de, como cualquier español visitar la ciudad española que considera conveniente. Además, ambos rotativos conservadores contraponen la actuación del PP a la desidia y el abandono del Gobierno y recuerdan las visitas que Zapatero, cuando era líder de la oposición, realizó a Rabat coincidiendo con otras crisis diplomáticas.

El Mundo, sin embargo, aunque está de acuerdo con sus competidores conservadores en la idea de que el Ejecutivo está gestionando mal la crisis fronteriza, no comparte, aunque la venganza sea un plato que se sirve frío, que el ex presidente devuelva a Zapatero “la zancadilla” de sus viajes a Marruecos por muy dolido que esté. Pedrojota califica la visita de “inoportuna” pues no ayuda a resolver el conflicto “ni la ciudad española vive una situación límite que la justifique” y añade que, además, “su irrupción en su asunto tan delicado deja en evidencia al líder de su partido, Rajoy, que no ha querido llevar las cosas tan lejos en este asunto”.

Por su parte, Público y El País arremeten duramente contra un Aznar que según el diario de Roures, “se retrata en Melilla”. El de Prisa, por su parte, dedica al ex presidente uno de los editoriales más agrios que se recuerdan. Comienza tirándose a la yugular de un Aznar que siendo presidente “demostró hasta qué punto era capaz de sacrificar la posición internacional de España a cambio de exhibirse para consumo interno como un líder prepotente con un país como Marruecos” pero que “faltaba que lo demostrase ahora que ya no ostenta cargo representativo alguno. Y eso es lo que hizo al presentarse ayer en Melilla”. Continúa su ataque El País al referirse a Aznar como un “político gestual” que argumenta poco y, en cambio, le encanta el ademán teatral, al tiempo que hace notar que su visita tiene mucho “de acoso políticamente oportunista e institucionalmente mezquino al Gobierno de España”. Le remata al recordar que, como siempre, no actúa como debe hacer un ex presidente del Gobierno, y que ahora se ha comportado “como un ariete sectario y rencoroso”. Y le da la puntilla al calificar su viaje de “superficial y patriotero” y recalca que no fue a Melilla para hacer algo, “sino para decir aquí estoy yo, mientras que Zapatero y sus ministros no han venido”.

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