E.ON y RWE piden a Merkel un banco malo para el desmantelamiento nuclear

Energía

E.ON y RWE piden a Merkel un banco malo para el desmantelamiento nuclear

Angela Merkel, canciller de Alemania

La canciller se resiste a crear un ‘banco malo’ para las nucleares por el coste político que esto conllevaría, pero existen dudas en torno a la solvencia del sector energético de cara a un posible cierre. Las dos grandes eléctricas alemanas, E.ON y RWE, se encuentran en una espiral de recortes de dividendos ante la caída de beneficios en el campo de la energía convencional. Por eso en Alemania se está debatiendo la posibilidad de crear un ‘banco malo’ para el desmantelamiento de las nucleares. Un desmantelamiento prometido por la canciller Angela Merkel tras el desastre, el 11 de marzo de 2011, de Fukushima.

Los consejeros delegados de E.ON, RWE y una tercera eléctrica, EnBW, proponen la creación de una fundación estatal que gestione el desguace de las plantas nucleares, a la que ellas mismas remitirían los miles de millones de euros que tienen en reservas para tal efecto. En una entrevista concedida esta semana al Frankfurter Allgemeine, Merkel ha rechazado esta posibilidad. El coste político, dicen los expertos, puede ser muy alto en un país donde Los Verdes cuentan con una representación parlamentaria cercana al 10%.

Sin embargo, tal y como asegura el diario Financial Times, el debate político en torno a esta cuestión está sentenciado a continuar su curso. Bärbel Höhn, la presidenta del comité medioambiental del Bundestag, ya ha expresado su preocupación ante la posibilidad de que “antes o después uno de los grandes proveedores energéticos se declare en quiebra, fundiendo todas sus reservas”. En ese caso, el desmantelamiento de las nucleares correría íntegramente a cargo del Estado.

En el sector de la banca de inversión también comienzan a surgir opiniones. Los expertos de UBS consideran que la propuesta del sector energético “tiene sentido” aunque no se muestran tan convencidos de que esa lógica vaya a romper la resistencia política de la canciller, ya que –aseguran- el coste político de la operación será, en efecto, caro. Por el momento, la entidad suiza mantiene su recomendación de “vender” tanto E.ON como RWE.

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