Los rumores de quiebra afectan a Irlanda

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Los rumores de quiebra afectan a Irlanda

El gobernador del Banco Central de Irlanda, Patrick Honohan, ha declarado que el país no afrontará la posibilidad de quiebra. Las declaraciones del banquero han tenido luger después de que los rumores sobre una posible bancarrota del Tigre Celta aflorasen en los mercados internacionales alentados, en parte, por las opiniones de los propios expertos irlandeses.

Una de estas opiniones era la reflejada por Morgan Kelly, profesor de Economía, en una columna del rotativo The Irish Times. En su pieza, Kelly aseguraba que Dublín debería plantearse una reestructuración de deuda que conllevase un ahorro mínimo de 85.000 millones de euros (la misma cantidad del rescate financiero enviado en noviembre). De lo contrario, Irlanda se enfrenta a una quiebra nacional caótica y prolongada, ha explicado el experto.

La respuesta de Honohan ha intentado tranquilizar a los mercados, que llevan desde el viernes especulando con una posible salida de Grecia de la zona del euro. «Estamos trabajando en la elaboración de un plan que, de cumplir sus previsiones el crecimiento económico del país, volverá a trasladar la situación de la deuda a un clima sostenible y favorable», aseguró el banquero. Según las estimaciones gubernamentales, la deuda alcanzará el 116% del PIB para el 2014 (actualmente la deuda de Italia supone el 120% de su PIB y la de Grecia un 142% de su PIB).

A estas opiniones también se han sumado algunos ministros. El de Energía, Pat Rabbitte, ha comentado este fin de semana que, en su opinión, una reestructuración de la deuda debería tener lugar. Sin embargo, el primer ministro del país, Enda Kenny, sigue rechazando esta posibilidad. «Considero que podemos enfrentarnos a nuestro endeudamiento sin necesidad de modificar nuestros bonos», aseguró el mandatario durante una intervención la semana pasada en Nueva York, zanjando, por el momento, esta cuestión.

El primer ministro griego, George Papandreou, también salió el pasado viernes al paso de las informaciones que apuntan cada vez con más insistencia que las autoridades helenas estarían dispuestas a llevar a cabo una reestructuración de deuda mediante el retraso de los vencimientos de los bonos diciendo que eso es una «fórmula mágica» que no ayudará a la recuperación del país.

«El país no va a salir adelante con fórmulas mágicas, medidas oportunistas o quiebras voluntarias, sino que lo hará aplicando grandes reformas», declaró Papandreou, que niega así las informaciones aparecidas recientemente, en las que se aseguraba que los tenedores de deuda griega alemanes, avalados por Berlín, estarían dispuestos a sentarse a negociar con Atenas una reestructuración de deuda, según fuentes cercanas a la canciller Angela Merkel. Además, fuentes cercanas al Ejecutivo de Papandreou también habían mostrado su acuerdo con esta decisión, aunque advirtieron que necesitaban el consenso de la zona del euro para llevarla a cabo. Francia, el BCE y la UE se oponen frontalmente a esta alternativa.

La situación de las finanzas helenas no mejora un año después de haber recibido 110.000 millones de euros en ayudas enviadas desde Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El endeudamiento del país, que ya es el más alto de la región (un 142% del PIB), podría alcanzar el 160% del PIB en 2013. La rentabilidad de sus bonos en los mercados secundarios, además, no para de aumentar y ya se encuentra por encima del 15,8%.

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