Trichet insinúa que las subidas de tipos le tocarán a otro

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Trichet insinúa que las subidas de tipos le tocarán a otro

Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha descartado que la autoridad monetaria vaya a incrementar los tipos de interés de nuevo en el corto plazo, tras la subida anunciada este mes de abril. El banquero galo ha insinuado, de este modo, que las siguientes subidas de tipos que vaticinan la mayoría de expertos tendrán lugar a partir del 31 de octubre, que es cuando él abandonará la presidencia de la institución. Su sucesor y el encargado de lidiar con esta cuestión será, muy probablemente, el italiano Mario Draghi.

“Por el momento no veo signos evidentes de que se vaya a materializar una segunda ronda inflacionista”, aseguró el líder del BCE a dos periódicos finlandeses, Kauppalehti y Helsingin Sanomat. Aunque el banquero recalcó a estos medios de comunicación que la autoridad monetaria debe mantenerse alerta de cara al futuro al existir “riesgos aquí y allá” de que la inflación pueda volver a dispararse. En tal caso, los tipos, que actualmente se encuentran en el 1,25% tras ser incrementados en abril desde el 1% previo, deberán volver a subir. De la mano de Draghi.

Lo cual tiene su gracia para muchos analistas. Porque Draghi es italiano, e Italia es uno de los países considerados como periféricos o, en otras palabras, de los más frágiles dentro de la zona del euro. Aunque los datos de los mercados secundarios de deuda confirman que los inversores internacionales confían en la estabilidad de la economía italiana mucho más que en la de otras economías como Portugal o Irlanda, los expertos advierten que, según los últimos datos publicados por Eurostat, su deuda supone un 119% del PIB. La segunda cifra más alta de la región, tan sólo por detrás de Grecia (142,8%) y muy por delante de Alemania (83,2%) y España (60,1%). Es decir, que su situación es complicada. Y la subida de tipos de abril ya perjudicó a los países periféricos en detrimento de los centroeuropeos como Alemania o Francia.

Así que todo apunta a que Draghi tendrá en sus manos un dilema importante. Si, como bien dice Trichet, el BCE debe tomar sus decisiones pensando en el conjunto de la zona del euro, una subida de tipos ante un incremento de la inflación podría ser el movimiento esperado. Pero esta decisión añadiría aún más presión a las familias griegas, irlandesas, portuguesas, españolas y también italianas.

Precisamente, la ascendencia italiana de Draghi ya le ha ganado parte del favor de Irlanda. El rotativo The Irish Independent, uno de los más importantes del país, ha defendido la candidatura de Draghi al argumentar que el italiano se mostrará más receptivo con los problemas de la Isla Esmeralda. Los irlandeses consideran que por el lugar del que procede el banquero será más flexible y comprensivo de cara a los problemas que atraviesan los países periféricos.

Tanto Grecia como Irlanda ya han recibido rescates financieros desde Bruselas y el FMI, pero a pesar de ellos la confianza de los mercados no ha vuelto y los costes de financiación se incrementan a cada día que pasa. Los bonos a diez años irlandeses ya ofrecen una rentabilidad superior al 10% y los papeles helenos con el mismo vencimiento cotizan a un rendimiento superior al 15%, una cifra récord desde la creación de la zona del euro. Y desde Francia y Alemania exigen a estos países mayores medidas de austeridad, por lo que sus economías se ven estranguladas.

A falta de que la canciller alemana, Angela Merkel, dé su visto bueno a Draghi de manera pública, éste ya cuenta con París y Roma a su favor. El banquero italiano trabajó para Goldman Sachs entre enero de 2002 y enero de 2006. Aunque este pasado ha causado polémica debido a que fue esta misma entidad la que, durante ese período de tiempo, ayudó al Ejecutivo griego a camuflar sus cuentas, desde Dublín consideran que esta preparación sitúa a Draghi en una posición aventajada a la hora de abordar los problemas de financiación de los bancos del país.

La sustitución de Trichet por Draghi se da en un contexto complicado para la zona del euro. Según los últimos datos publicados por Eurostat para el conjunto de la región, aunque el déficit de la misma ha pasado del 6,3% del PIB al 6% el año pasado la deuda pública creció al 85,1% (desde el 79,3% previo). Los casos más alarmantes son los de Grecia, Irlanda y Portugal.

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