Rusia se encamina al primer impago de su deuda en moneda extranjera desde la Revolución de 1917

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Rusia se encamina al primer impago de su deuda en moneda extranjera desde la Revolución de 1917

Los expertos anticipan un largo proceso de disputas internacionales que podrían acabar en los tribunales.

El presidente ruso, Vladimir Putin

El presidente ruso, Vladimir Putin. Autor: Kremlin/dpa

Rusia se encuentra a punto de dejar de pagar sus deudas en divisas por primera vez en décadas, lo que podría dar lugar a un largo proceso de disputa con los organismos internacionales.

Las sanciones internacionales impuestas al Banco Central de Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania han bloqueado una parte sustancial de las reservas de divisas del país, que normalmente se utilizarían para el servicio de la deuda soberana.

Las medidas adoptadas por Moscú para mitigar el impacto -como los controles de capital- han llevado a las principales agencias de calificación a rebajar la calificación de la deuda pública rusa, concluyendo que es muy probable que se produzca un impago. Esto supondría el primer impago soberano de Rusia desde 1998, cuando el Gobierno de Boris Yeltsin dejó de pagar su deuda interna, y el primer impago soberano de deuda en moneda extranjera desde la Revolución Rusa de 1917.

El Estado ruso debe pagar este miércoles  117 millones de dólares en intereses de dos bonos soberanos, la primera de las cuatro fechas de pago a los acreedores sólo en marzo, pero los economistas siguen sin saber exactamente cómo cumplirá Moscú con sus obligaciones de deuda.

Según recoge la CNBC, el ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov, indicó el lunes que Rusia utilizará sus reservas de yuanes chinos para hacer frente a algunos de sus pagos, ya que los euros y los dólares son ahora inaccesibles debido a las sanciones. Por otra parte, el Gobierno ha advertido que los pagos a los acreedores de países “hostiles” se harán en rublos, moneda que se ha depreciado fuertemente desde la invasión de Ucrania.

William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics, explicó en una nota el lunes que, aunque algunos bonos rusos en divisas -los emitidos a partir de 2018- permiten los pagos en rublos si no se pueden hacer en otras monedas, esto no se aplica a los pagos del miércoles. Jackson sugirió que intentar pagar en rublos equivaldría, por tanto, a un impago, aunque sujeto a un periodo de gracia de 30 días antes de que sea oficial.

¿Cuáles son las consecuencias de un impago?

Los gobiernos occidentales tienen realmente interés en que Rusia agote sus activos en divisas restantes accesibles para pagar a los acreedores. Esto erosiona aún más los activos rusos libres en divisas, según Timothy Ash, estratega senior de mercados emergentes soberanos de BlueBay Asset Management.

“En la actualidad, el mensaje parece ser que el Ministerio de Finanzas está dispuesto a pagar y es capaz de hacerlo, pero se lo impiden las sanciones impuestas al CBR, por lo que el mensaje de Rusia es que si Occidente quiere que se pague a los acreedores occidentales, entonces hay que liberar/aliviar las sanciones impuestas al CBR”, señala Ash en declaraciones a la CNBC.

“Incluso ha emitido una directiva diciendo que hará el pago en divisas para el servicio de la deuda a través de bancos corresponsales extranjeros, pero si estos bancos no pueden realizar transacciones con el CBR debido a las sanciones, entonces el dinero que se debe se pagará en rublos pero se mantendrá en el Depósito de Seguridad Nacional (NSD) y el pago se hará entonces en algún momento en el futuro a través de las llamadas cuentas ‘S’”.

Según Ash, esto constituiría probablemente un impago, pero el Ministerio de Finanzas de Rusia argumentaría entonces que intentó pagar pero no pudo completar la transacción debido a las sanciones.

“Mientras que en un aspecto el Ministerio de Finanzas querría no poder pagar a sus acreedores extranjeros, ya que esto a) ahorra las ahora escasas reservas de divisas; b) perjudica a los inversores de las naciones adversas, y entonces esperan que éstos presionen a sus propios gobiernos para que se alivien las sanciones, el inconveniente es que el impago y el potencial incumplimiento tendrían consecuencias graves y a largo plazo para Rusia”, añade Ash.

Un impago haría que las agencias rebajaran la calificación de Rusia a la categoría de impago, lo que se prolongaría debido a las dificultades para garantizar una rápida reestructuración de la deuda. Esto mantendría elevados los costes de los préstamos rusos y limitaría las opciones de financiación, incluso de países como China, cree Ash. “Incluso si la guerra termina rápidamente y se resuelve la paz, los mercados y las agencias de calificación recordarán esta crisis durante algún tiempo y las calificaciones tardarán en recuperarse, y los costes de los préstamos rusos tardarán en moderarse. Esto frenará el desarrollo económico ruso durante los próximos años”, advierte.

Ash prevé que parte del dinero se pague, quizá con cierto retraso, pero sigue sin estar claro si los inversores extranjeros podrán acceder a él, y en qué moneda.

Rusia y las agencias de calificación también tendrán que debatir si esto constituye un impago, una disputa que, según piensa, podría acabar en los tribunales.

¿Conducirá a más impagos?

El impago está en gran medida descontado para los inversores extranjeros, y las sólidas finanzas públicas de Rusia significan que el gobierno no depende en gran medida de la financiación extranjera, la deuda corporativa rusa podría verse amenazada, apunta por su parte Jackson, de Capital Economics.

“Quizás el mayor riesgo es que sea el preludio de un impago por parte de las empresas rusas, cuyas deudas externas son más de cuatro veces mayores que las del Estado”, alerta.

“Hasta ahora, las empresas rusas parecen haber continuado con el servicio de sus deudas desde que se endurecieron las sanciones, pero con el comercio interrumpido, las sanciones potencialmente ampliadas y la economía abocada a una profunda recesión, la probabilidad de impagos corporativos está aumentando”.

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