Patriotas de ultramar

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Patriotas de ultramar

Los hay, muy disciplinados con la oratoria, que durante su estancia en Cuba jamás levantaron la voz para mostrar descontento e inconformidad hasta tanto llegar a puerto seguro.

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Capitolio de La Habana

Las apreciaciones vertidas en estos días en Facebook por la escritora Rosa Marquetti y el realizador Juan Pin Vilar, que ambas comparto de pies a cabeza, me han animado a desempolvar un artículo en reposo en el ordenador.

Es que somos “únicos” los cubanos. Por ello, se me ocurre pensar que no hay país en este mundo que no tenga tantos patriotas enemigos o adversarios del régimen residiendo en el exterior.

En punto y aparte, esos otros que miran diferente a la tierra que los vio nacer. La observan con cariño, añoranza y esperanza.

Como en una corrida de toros o en nuestro deporte nacional, el béisbol, todos gritan, ordenan y critican desde las gradas y no en el terreno donde se decide el enfrentamiento.

Los hay, muy disciplinados con la oratoria, que durante su estancia en Cuba jamás levantaron la voz para mostrar descontento e inconformidad hasta tanto llegar a puerto seguro para, como el famoso capitán Cebollita, alentar a los que se quedaron en suelo patrio.

Lo más parecido a uno de esos cuentos del genial Álvarez Guedes cuando un fornido grita indecencias sin parar en un bar y alguien llama el camarero para indicarle que le diga al escandaloso que si continúa, a patadas por el culo lo sacarán del lugar. A punto de retirarse el camarero, le aclara:

-Oye, se lo dices como cosa tuya.

Por ello, respeto a quienes, desde aquí, en pleno corazón de las confrontaciones, sostienen su parecer. Unos, acertados; otros en total desacuerdo, que cada cual es un mundo aparte y en política como en cena de restaurante de lujo, algunos prefieren el pescado y otros la carne vacuna con menos o mayor cocción.

La batalla es diaria en este peculiar escenario “bélico” de las redes sociales. Siento una enorme pena por este otro tipo de patriota en la isla que calla por no participar en lo que dice defender. Con esos, no se podría contar ni para un café de controversia en la esquina. Son gentes de mucho cuidado bajo cualquier circunstancia.

Ya lo dijo Esopo en su tiempo. La lengua, el mejor y el peor de los manjares.

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