Vuelta al cole: ¿vuelta al armario?

Especial XXII Aniversario

Vuelta al cole: ¿vuelta al armario?

El acoso homofóbico no es ocasional, sino sistémico. Más de la mitad de los adolescentes afirman sufrirlo en las aulas. Comienza un nuevo curso escolar. Para una parte del alumnado, el regreso no solo supone desempolvar libros, recuerdos, quitarse la pereza. Los jóvenes lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB) en numerosas ocasiones perciben su paso por el sistema educativo como un suplicio donde deben aguantar, como poco, que su realidad no sea jamás reconocida ni apoyada, y con frecuencia burlas, hostigamiento, acoso homofóbico y transfóbico.

Recientes estudios muestran la insostenible situación que viven muchos de estos chicos y chicas en sus centros educativos. El acoso homofóbico, nos dicen, no es ocasional, sino sistémico. Más de la mitad de estos adolescentes afirman sufrirlo. El año pasado la investigación “Acoso escolar homofóbico y riesgo de suicidio en adolescentes y jóvenes LGB” terminaba de abrir los ojos sobre las consecuencias de esta situación: 625 menores de 25 años relataban cómo la desesperanza se adueña de ellos al verse acosados y no contar con apoyo de sus educadores. De esos, el 43% afirma haber llegado a idear su suicidio; el 35% lo planificó con cierto detalle; el 17% lo intentó llevar a cabo en una o varias ocasiones.

Entre otros motivos, esta situación de desamparo que se vive en las escuelas (con pocos visos de mejorar, de momento este gobierno ya ha suprimido Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos) es la que ha llevado a la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) a declarar este año 2013 dedicado a la Diversidad Sexual y de Género en la Juventud: ¡Jóvenes sin armarios!

Es preciso acabar con la creencia infundada de que las y los jóvenes LGTB lo tiene todo muy fácil una vez alcanzada la igualdad legal. Ni una ley ni diez leyes pueden acabar de un plumazo con cientos de años de estigma y persecución.

Existen numerosas razones que justifican este año y que deben hacer reflexionar a los poderes públicos acerca de las políticas a desarrollar para lograr una igualdad real:

• La población de adolescentes y jóvenes LGTB es uno de los sectores más vulnerables y en particular riesgo de exclusión.

• La juventud LGTB, como decimos, tiene más riesgo de suicidio.

• La falta de atención a la Diversidad Sexual y de Género por parte del sistema educativo causa un elevado índice de abandono escolar, muy especialmente en la juventud transexual, lo que dificulta su acceso al mercado laboral, situándola, a corto plazo, en situación de riesgo social.

• Una inmensa mayoría de jóvenes LGTB sigue viviendo su desarrollo identitario de espaldas a sus familias. Es importante trabajar con las familias en general para acabar con la presunción de heterosexualidad que tanto daña a los menores pertenecientes a minorías sexuales. En la juventud LGTB que sufre rechazo familiar se aumenta por 8 el riesgo de suicidio, en 5 el riesgo de caer en depresión y en 3 el de caer en el abuso de drogas o de contraer el VIH.

• El homo-baby-boom que se ha producido tras el reconocimiento de la igualdad de todos los tipos de familias requiere que ahora esas familias encuentren referentes en una escuela plenamente inclusiva.

• A lo largo de los últimos años se ha producido un aumento en la proporción de nuevos diagnósticos de VIH en Hombres que tienen Sexo con Hombres (HSH) entre 15 y 24 años. Aproximadamente el 28% de los nuevos diagnósticos de VIH y el 11% de los nuevos casos de sida en el 2011 se ha dado en personas entre 15 y 29 años. Por tanto, estamos hablando de una emergencia sanitaria que se sigue extendiendo alarmantemente entre jóvenes.

• A pesar de los avances logrados en derechos para las personas transexuales, estas continúan integrando uno de los colectivos con más riesgo de exclusión. La creencia de que la transexualidad sobreviene solamente a personas adultas deja desasistidos a los menores transexuales. Es urgente el diseño de un protocolo de atención educativa, sanitaria y de servicios sociales con menores trans.

• El paro juvenil en España alcanza el 52%. En estas condiciones de enorme precariedad, vivir abiertamente la orientación sexual o la identidad de género es un riesgo añadido que no todo el mundo se puede permitir.

A pesar de estos y otros motivos, no parece que las políticas educativas y sanitarias vayan por el camino de lograr esta igualdad real que reclamamos y que es coherente con nuestra Constitución. No obstante, la concienciación e implicación de la sociedad en su conjunto, nos consta, logrará cambiar una inercia que, hoy por hoy, sigue causando mucho sufrimiento.

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