La España de las treinta

Reparto de la riqueza

La España de las treinta

Diego Carcedo, periodista

Treinta familias se reparten la friolera de 32.000 millones de euros y su patrimonio se compensa con cientos de miles que no tienen nada. España tiene cuarenta y siete millones de habitantes pero según Forbes, el rey mundial de los ranking financieros, es propiedad de muchos menos, sólo unos pocos, vamos. Treinta familias se reparten la friolera de 32.000 millones de euros y su patrimonio se compensa con cientos de miles que no tienen nada y millones y millones que disponemos de muy poco. En el mejor de los casos de lo justo para ir tirando.

La riqueza está mal repartida, sí. Esto no es nuevo en nuestro país ni es distinto del resto del mundo. Siempre fue así y siempre lo será. Las doctrinas políticas que no hace mucho presumían de cambiar las desproporciones y exhibir la utopía de la igualdad apenas se mantuvieron en pie con la amenaza de los gulags, y acabaron fracasando. A ver.

Un par de décadas después, Rusia es uno de los países con más millonarios desorejados y de rebote con más pobres subsistiendo en la miseria que allí se agrava por estas fechas con un frío que pela. Aquí, en España, los que no estamos en la lista de las treinta familias, gracias a que el clima es cálido y, aunque falte liquidez para pagar la calefacción, las tiritelas son más asumibles.

En fin, no voy a ponerme en plan demagógico a despotricar contra los ricos porque seguramente se me notaría que tanto como el sentimiento de justicia social me impulsaría la envidia. De las treinta familias del top de los millonarios – donde están los Ortega, los del Pino, las Koplowitz, etcétera – hay tres que se llevan un tercio de los 32.000 millones. Once mil doscientos del ala para ser preciso.

Casi nada. ¿Qué se puede hacer con tanto dinero?, me pregunto. Menudo incordio tener que guardarlo en lugares seguros, que contarlo de vez en cuando, que sentir las miradas aviesas dudando de la manera en que lo has conseguido… No sé qué decir, para mí que es mejor ser rico que ser pobre, pero que ser pobre también debe de tener sus ventajillas voy a empezar a creérmelo. Porque si no fuese así, seguro que muchos protestaríamos.

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