El Papa agitador

Opinión

El Papa agitador

Diego Carcedo, periodista

Francisco va superando la imagen de caritativo a la vieja usanza con que se rebautizó para convertirse en un Papa agitador de masas y estremecedor de conciencias burguesas. En Brasil, donde se desvivió en detalles con los pobres de las favelas, fue tan lejos predicando como cualquier revolucionario del pasado. No sólo se limitó a exponer los fundamentos sociales de la Iglesia, que últimamente mantenía muy olvidados, si no que incluso incitó a los jóvenes a salir a la calle a protestar contra las injusticias.

Por menos han caído muchos en la cárcel, aquí mismo en España sin ir más lejos, donde hasta ahora las autoridades religiosas enseguida se ponían al lado de los policías y aprovechaban para sacar al dictador bajo palio. A Francisco vamos a verle cualquier día, si es que antes no le frenan o se refrena, en alguna plaza, tal que la Puerta del Sol, al lado de los indignados que quieren que esto cambie de una puñetera vez gritando basta ya. Cuesta imaginarse a Rouco Varela acompañándole como parecería de rigor pero todo es posible.

Porque el Papa, a quien habrá que echarle muchos bemoles para discutirle, no quiere curas resignados a servir de capellanes de rancias familias ni obispos con cruces de oro arrellanados en los salones de sus palacios medievales. Los quiere por ahí, donde se encuentre la gente con problemas, alzando la voz contra los poderes que oprimen la libertad y matan de hambre. Ya les ha pedido perdón, pero la orden que les ha expresado ante centenares de miles de testigos es muy clara: nada de disfrutar del rango, a sudar la sotana corriendo si hace falta detrás de los antidisturbios.

A este paso el Sumo Pontífice, que empieza a llevarse a muchos las manos a la cabeza, va a escribir su nombre al lado de los de muchos malditos de la subversión en lugar de perpetuarlo al lado de las santidades clásicas proclives a poner la otra mejilla. A él el milagro que podrá llevarle en su día a la santidad sospecho que no va a ser el de alguna cura instantánea, si no haber puesto a la Iglesia patas arriba y a sus jerarquías cabeza abajo. Lleva pocos meses en el Vaticano y ya nada en su entorno es como era. Si vive el tiempo necesario para afianzar sus reformas, unos esto no vamos a tener palabras para contarlo ni otros para vituperarlo.

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