¿Será el último día?

Opinión

¿Será el último día?

Pues, qué quieren que les diga: vamos a ver qué pasa. Según las previsiones de los mayas, a las que nunca les faltan creyentes, anticipan que hoy es el fin del mundo. Es decir, que este veintiuno de diciembre será el último día que nos queda de vida y de convivencia. En una de estas, si la profecía se cumple, es bastante probable que esté malgastando el poco tiempo que me queda escribiendo estas líneas, porque seguramente ya no las va a leer nadie.

Claro que yo, incrédulo por naturaleza, casi todo lo que no consigo avistar con los ojos o escuchar nítidamente con los oídos, propendo a no hacerle mucho caso. Ni siquiera la curiosidad me vence y por eso sigo escribiendo tal y como si las profecías de los mayas, cuya cultura por otra parte admiro mucho, me resbalasen por la espalda para abajo. No, no me creo que hoy, en plena era Rajoy, se acabe nada aunque no vendría mal que terminasen algunos sufrimientos.

Además, que las horas que quedan para que entre el invierno de lleno algunos las disfrutarán gracias a la ilusión que cada año, tal día como hoy, siempre despierta la posibilidad remota de ganar el Gordo de la Lotería. Es una ilusión vaporosa, poco factible, pero en los tiempos que corren con algo hay que soñar y, para qué engañarnos, siempre es mejor soñar con millones que soñar con el fin del mundo.

Por cierto, que sobre este particular la verdad es que no tenemos ni puñetera idea de cómo sería. ¿Se abrirá la tierra hasta tragarnos a todos, se inundarán los continentes y viviremos los últimos minutos con el agua al cuello? o, no sé, ya digo, no me atrevo ni a especular al respecto. Yo sinceramente pienso que si el mundo ha de acabarse pronto, pues mejor que nos coja de improviso, sin avisar. La próxima vez les rogaría a los mayas que a mi personalmente no me lo recuerden, aunque también tengo que decir que esta noche pasada he dormido muy tranquilo.

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