Resuelto gracias a la iniciativa de un belga, para que luego no digan más que los belgas son unos siesos sin imaginación. Un emprendedor de Bruselas acaba de llenar un vacío preocupante en la hostelería mundial: acaba de inaugurar el primer bar europeo para perros. De momento es el único, pero pronto se convertirá en una franquicia que a buen seguro se extenderá por toda Europa.
Está ubicado en el parque Wolcendael, en un barrio residencial de la capital comunitaria, y entre las múltiples especialidades pensadas para las especies caninas destaca la cerveza Red Dog de elaboración propia, sin alcohol porque no es cuestión que los perros regresen tambaleantes a casa y un policía con mala leche les haga soplar y les retire el permiso para andar por la calle con cadena. Es una cerveza pensada al gusto de los perros, como todo en el establecimiento, macerada con un hueso y su tuétano para que ofrezca sabor a eso, a hueso. La caña, del tiempo como suele ser la cerveza en Bélgica, cuesta tres euros que para una ciudad tan cara no resulta arruinante.
También ofrece el bar comida: platos especiales, para perros siempre con poca sal, sin especies picantes, ricos en fibra y perfectamente compatibles entre el can y su propietario o propietaria. Se trata de menús a base de carne que además se venden debidamente empaquetados para que se puedan llevar a casa y consumirlos en el domicilio junto con el resto de la familia. La inauguración del establecimiento, donde en lugar del clásico no se admiten perros quizás sea sustituido por otro que diga los perros son bienvenidos, fue todo un acontecimiento social.
Más de cien parejas de clientes, dueño y mascota, acudieron y, en medio de un concierto de ladridos de todos los palos, degustaron hasta bien entrada la tarde todos los productos de una nutrida carta de comidas y bebidas que no ha dejado de provocar elogios. Todos estaban encantados a la hora de la despedida y ni uno sólo se marchó sin felicitar al promotor y, lo más importante para su éxito, sin anunciar que volverán.
