Algunas preguntas no son fáciles de responder

Opinión

Algunas preguntas no son fáciles de responder

Algunos profesionales de la política europea se quejan de la falta de rigor presupuestario de Grecia y han puesto obstáculos y dificultades para que pueda armarse un plan de salvamento. Y eso que es fácilmente perceptible que el hundimiento de la economía helena tendría unos efectos absolutamente devastadores para el conjunto de los países del Viejo Continente y también para el euro, la moneda común. De momento, esta contradicción no parece pasar factura a sus divulgadores, los representantes en Bruselas de los Gobiernos europeos.

Pero, en algún momento, la ceguera selectiva puede pasarle factura a sus devotos practicantes. Sobre todo, porque esa forma de actuar representa un monumental peligro para el futuro en el que podrían experimentarse las consecuencias muy poco agradables de esta demostración de irresponsabilidad. Hace poco, en una entrevista publicada por un periódico nacional, el premio Nobel de Economía Joseph Stizglitz se preguntaba cómo era posible que el dinero para el salvamento bancario se entregara inmediatamente y, sin embargo, haya tantas dificultades para sacar adelante el plan de salvamento de Grecia. ¿Alguien puede contestar?

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