¡Financiación para todos!: un aluvión de salidas a Bolsa y emisiones de deuda inunda el mercado

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¡Financiación para todos!: un aluvión de salidas a Bolsa y emisiones de deuda inunda el mercado

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El riesgo moderado vuelve a ser objeto de deseo entre los gestores internacionales. La sequía ha terminado. La vuelta del apetito inversor por activos de riesgo moderado ha dado paso a una copiosa lluvia de financiación para las empresas europeas. Después una larga temporada huérfana de salidas a Bolsa y más que escasa en cuanto a emisiones de deuda corporativa, el mercado primario vuelve a mostrar su rostro más generoso.

Desde el principio del verano, y más especialmente desde que comenzó este curso, el dinero vuelve a fluir para las compañías europeas, si bien por el momento se reserva para aquellas de mayor tamaño y comprobada solvencia. Entre julio y septiembre, las empresas que se decidieron a dar el salto a la Bolsa recaudaron en conjunto 3.043 millones de euros, ocho veces más de lo que consiguieron las que hicieron su puesta de largo en la misma temporada del pasado ejercicio 2013.

En lo que va año, las operaciones de salida a Bolsa han levantado de los bolsillos de los inversores un total de 11.700 millones de euros en la Vieja Europa. Un volumen que supera ya todo lo cosechado en 2012 y que según un informe elaborado por la consultora PwC es un síntoma más de la recuperación que se percibe en los mercados de capitales. Aunque tímida aún y muy ceñida aún a compañías de reconocida trayectoria, como ha sido el caso esta misma semana de los Correos británicos, el dinero inversor vuelve a empezar a fluir.

Si la mejoría es clara en el mercado de colocaciones iniciales de acciones, lo es de forma más clara y si cabe generosa en renta fija. Las emisiones se suceden después de meses de cierre en que las compañías han tenido que vérselas con unos mercados negados a rascarse el bolsillo y unos bancos aún más reacios a conceder préstamos a pesar del bajo precio oficial del dinero en la Eurozona y las tímidas medidas de facilidad del Banco Central Europeo, como las subastas de liquidez a largo plazo conocidas como ‘barra libre’ o LTRO. En este caso, la apertura de carteras ha alcanzado tanto a las arcas de los propios estados como a compañías de finanzas de dudosa solvencia.

Telefónica y la filial de crédito al consumo de Banco Santander son dos de las grandes españolas que en las últimas semanas han probado las mieles de esta reapertura de los mercados de financiación mayorista. Pero no han sido las únicas, Abengoa e Indra también se han lanzado a emitir sus propias series de papeles de deuda con una demanda en todos los casos muy superior a la prevista, permitiéndose así colocar sus títulos a un precio inferior al inicialmente planeado. Una bondad que también ha experimentado Banco Popular a la hora de buscar dueño para 500 millones de euros en la novedosa categoría de bonos perpetuos convertibles en acciones.

Otro banco que ha sacado pecho en los últimos días ha sido el Sabadell. Su ampliación de capital para reforzar solvencia sin tener que recurrir a ayudas externas tras la difícil digestión de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) ha conseguido un sólido respaldo por parte del mercado. Donde los viejos accionistas no llegaban a causa de la debilidad de sus propias cuentas corrientes, nuevos inversores nacionales e internacionales han abierto talonario para tomar posiciones en un valor financiero cuyo grueso de negocio radica precisamente en España.

Una España a la que hace sólo unas semanas el bróker estadounidense Morgan Stanley bendecía en un aclamado informe que, coinciden los analistas, mucho ha tenido que ver en esta vuelta de carteras hacia la Bolsa de Madrid y sus compañías. El Tesoro Público se ha atrevido incluso con su primera emisión a 30 años desde el ejercicio 2009 con una demanda que ha superado en casi tres veces los 4.000 millones finalmente colocados y que ha procedido en un 65% de carteras extranjeras.

Hasta la productora Zinkia, de la que la Comisión Nacional del Mercado de Valores advierte que podría llegar a coquetear con el concurso de acreedores a medio plazo, ha sacado pecho a la hora de ofrecer obligaciones a tres años. Aunque eso sí, a un cupón del 11% pagadero anualmente. Y es que, aunque comienza a haber financiación para todos de nuevo, los inversores siguen midiendo el riesgo al milímetro.

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