El Teatro Liceo está perdiendo a las grandes figuras de la ópera catalana que encumbraban la institución como un templo de la música, unas bajas que se derivan de la falta de financiación. Para salvar el proyecto ideado por el Ejecutivo regional para este símbolo de la cultura, Artur Mas ha recurrido a la empresa de cazatalentos de Esperanza Aguirre.
El grupo Seeliger y Conde, al que Aguirre se unió tras abandonar la presidencia de la Comunidad de Madrid, ha sido el elegido por la Generalitat para buscar un sustituto a Joan Francesc Marco, que decidió no renovar su contrato como director general del Liceo.
Marco dejó la institución el pasado 7 de julio. Un par de meses después lo haría el director artístico Joan Matabosch, que dejó el teatro catalán para incorporarse al Teatro Real de Madrid. Y hoy ha sido el maestro de coro, José Luis Basso, quién ha anunciado que renuncia al Liceu para irse a la Ópera de París.
La razón de estos abandonos no es otra que la caída de la financiación que recibe la institución de manos de la Generalitat. Uno de los últimos garantes que permanecen en el Liceo, el director musical Josep Pons, ya lo ha dejado claro tras denunciar que su presupuesto había bajado de los 57 a los 39 millones en dos años, dejando entrever que podría ser el siguiente en marcharse, según publica Economía Digital.
El presupuesto de Pons se ha reducido por tanto en 18 millones de euros, una cifra que supone poco más de las mitad de los 30 millones que supuestamente ‘desaparecieron’ de otra institución de la cultura catalana, el Palau de la Música. Un expolio en el que ha estado presuntamente implicado el partido de Artur Mas, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC).
Las cosas se le complican al presidente catalán y a su formación, que podría perder un bastión de la cultura de la región en medio del asunto de la independencia de Cataluña y la consulta soberana.
