Un impago más pesa sobre las complicadas finanzas de Codere. En la recta final de su preconcurso de acreedores, la compañía ha decidido no cumplir con sus bonistas. Codere suma un nuevo impago de deuda a su historial más reciente. La cotizada de los juegos de azar no hará frente al pago de intereses de una emisión de bonos que debería abonar este miércoles “en base a las actuales circunstancias de la compañía” sumido en un preconcurso de acreedores cuyo tiempo se agota sin solución en el horizonte.
La maltrecha Codere ha dado cuenta de su decisión a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a través de un hecho relevante. En él se explica que la matriz española del grupo no dotará de fondos a su filial Finance Luxembourg responsable de la emisión, imposibilitando así los perceptivos pagos fijados para mañana 19 de marzo.
El periodo de gracia de 30 días al que la compañía recurrió el pasado 14 de febrero no ha sido suficiente para reflotar las finanzas de la compañía y, por ello, ha decidido no afrontar el pago. En cualquier caso, las grandes agencias internacionales de rating ya habían metido a la cotizada española en la categoría de impagos, desatándose así el cobro de los seguros CDS habitualmente empleados por los inversores de perfil más especulativo.
Pese a las dificultades económicas de la compañía y la falta de entendimiento que hasta el momento se da con sus acreedores, Codere ha destacado que “continúa las negociaciones con el comité de bonistas para reestructurar” su abultada deuda. Unas conversaciones que llegan ya a su recta final para evitar la declaración de concurso y, por extensión, la suspensión bursátil del valor.
Esta decisión de no cumplir con los bonistas no es nueva para la compañía, ya que a mediados del pasado enero ya se decidió no afrontar las obligaciones correspondientes a una emisión de bonos por 760 millones de euros. La falta de pagos, aventuran algunos analistas, complicará aún más la solución para evitar la quiebra, pues los fondos acreedores han supeditado un nuevo calendario más amable al cambio de condiciones de los papeles en manos de los bonistas. Éstos, por su parte, no parecen dispuestos a asumir la hoja de ruta planteada por la directiva de la compañía.
