Los títulos de Bankia amanecían este viernes suspendidos de negociación después de que ayer se apuntasen un nuevo descalabro bursátil del 7,43%. La CNMV ha afirmado que se ha producido por iniciativa de la propia entidad, el mismo día en el que se reúne su consejo en el que debatirá su plan de capitalización y en el que se decidirá cuánto dinero pedirá al Gobierno. El mercado baraja cifras de entre 10.000 y 15.000 millones de euros.
Mientras algunos rumores madrugadores apuntaban a que la suspensión se debía a la espera de que se publicasen, definitivamente, los resultados del ejercicio 2011 convenientemente auditados, el problema no parece estar únicamente en aguardar a este momento. Según el comunicado remitido por la entidad que ahora preside José Ignacio Goirigolzarri, “a la vista de la falta de concreción en las cifras hasta que el Consejo haya adoptado el acuerdo definitivo, solicita a la CNMV la suspensión de la cotización”. Puesto que el consejo de administración de la entidad no se reunirá hasta las 16.30 horas, se espera que pueda quedar suspendida de negociación durante toda la jornada.
Fruto de esta reunión de la mesa de poder de Bankia, la marca estrella de Banco Financiero y de Ahorros dará a conocer también sus necesidades de inyección de dinero público. Una entrada del Estado que podría configurarse como el mayor rescate financiero de la historia de España si se confirman las cifras que barajan los analistas y el ministerio de Economía cumple con su compromiso de dotar a la entidad de todo el capital que necesitase para salir a flote de su maltrecho balance. Un balance lastrado, principalmente, por los activos inmobiliarios, en los que Bankia es líder indiscutible en el mercado nacional.
Los expertos barajan la cifra de 15.000 millones de euros como la cantidad que probablemente Bankia solicite al Banco de España para cubrirse las espaldas. Aunque los primeros cálculos del ministro de Economía, Luis de Guindos, hablaban de solo 9.000 millones la cifra se ha engrosado. Inicialmente, con unos 7.000 millones para salvar las provisiones sobre activos inmobiliarios y algo menos de 2.000 millones como colchón ante eventuales nuevos riesgos del suelo y las promociones en curso parecía ser suficiente. Sin embargo, las cuentas de 2011 marcan un agujero de créditos fiscales próximo a los 3.000 millones y la entidad parece dispuesta a aprovechar la ‘generosidad’ del Ejecutivo para sanear de una tacada hipotecas a particulares, créditos a pymes o refinanciaciones.
Ya con la sesión bursátil terminada, dicen los expertos, llegarán las cifras del ejercicio pasado auditadas por Deloitte. Mientras tanto, Bankia acumula un desplome del 56,4% desde comienzos de año, si bien desde que su nuevo presidente -que hoy es por primera vez anfitrión del consejo de la entidad- llamó a la calma sus títulos han remontado considerablemente una vez que frenó la sangría de inversores minoristas a la que dio lugar la partida de Rodrigo Rato.
