Los hermanos Scholl: 75 años de un mito de la resistencia antinazi

Segunda Guerra Mundial

Los hermanos Scholl: 75 años de un mito de la resistencia antinazi

¡Viva la libertad!": Fueron las últimas palabras de Hans Scholl antes de que su cabeza rodara guillotinada por los nazis. Su hermana Sophie acababa de sufrir la misma suerte.

Hermanos Scholl

Con un oficio religioso, una exposición y rosas de papel de color blanco, Alemania rindió hoy homenaje a la memoria de los hermanos Scholl, dos de las figuras que mejor ejemplifican la resistencia heroica y pacífica contra el nazismo, coincidiendo con el 75 aniversario de su asesinato.

Los estudiantes del instituto de enseñanza secundaria «Hans y Sophie Scholl», situado en la ciudad sureña de Ulm, repartieron desde primera hora de la mañana rosas de papel de color blanco entre los usuarios del transporte público para recordar a los fundadores del movimiento «La rosa blanca», que terminaron convertidos en uno de los mayores símbolos de la oposición heroica y pacífica contra el horror sembrado por Adolf Hitler.

¡Viva la libertad!»: Fueron las últimas palabras de Hans Scholl antes de que su cabeza rodara guillotinada por los nazis. Su hermana Sophie acababa de sufrir la misma suerte.

Los hermanos Scholl habían tomado el camino más difícil: el de negarse a callar ante la dictadura nazi. Junto con otros estudiantes fundaron el grupo de resistencia «La rosa blanca» en defensa de la paz y la libertad. La iniciativa les costó la vida el 22 de febrero de 1943, cuando Hans tenía apenas 24 años y Sophie 21.

Hasta su detención cuatro días antes, la mañana del 18 de febrero, la temible Gestapo apenas había logrado seguir la pista al movimiento. «La rosa blanca» había intensificado su acción tras la derrota alemana en la batalla de Stalingrado repartiendo panfletos y escribiendo consignas contra Hitler en las paredes de Múnich.

La mañana de su detención, Hans y Sophie llegaron con un bolso lleno de octavillas a la Universidad de Múnich, donde él estudiaba Medicina y ella Biología y Psicología.

Cuando los hermanos comenzaron a lanzar los panfletos por las escaleras de la universidad, fueron descubiertos por el intendente del centro, Jakob Schmid, que los denunció ante la Gestapo.

Cuatro días más tarde, ambos estaban muertos, al igual que su compañero Christoph Probst, de 23 años. A lo largo del año los nazis ejecutaron a los otros miembros de «La rosa blanca».

Tras ser detenidos, Hans y Sophie fueron interrogados por separado durante días por los comisarios Anton Mahler y Robert Mohr. La sentencia estaba escrita de antemano: «El jefe de circunscripción pide que la condena llegue los próximos días y que su ejecución se produzca cuanto antes», señala una instrucción del juzgado escrita incluso antes de que comenzara el proceso.

El juez Roland Freisler condujo el juicio «enfurecido, a los gritos, gesticulando de manera explosiva», relató más tarde un testigo. A los padres de los hermanos Scholl se les negó el acceso al tribunal.

A las 12:45 horas, Freisler anunció la condena a muerte, entre otras razones por «desmoralización del Ejército», y rechazó los pedidos de gracia. A las 17:00 horas, los hermanos Scholl y Christoph serían gillotinados. Poco antes de la ejecución, se permitió que los padres vieran a sus hijos por última vez.

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