La radio y el fútbol

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La radio y el fútbol

La Liga olvida que el fútbol ha alcanzado y mantiene las desorbitadas cotas de popularidad que tiene gracias a la atención que constantemente le prestan las emisoras de radio.

Campo de fútbol dinero

La radiofonía y el fútbol profesional son dos actividades inseparables. El fútbol ha alcanzado y mantiene las desorbitadas cotas de popularidad que tiene gracias a la atención que constantemente le prestan las emisoras de radio. También la prensa y la televisión, claro, pero la radio de manera especial. La voracidad de la Liga del Fútbol, que debería entretener sus ratos libres en limpiar sus podredumbres y no en saquear a sus benefactores, quiere imponerles un canon a las emisoras por retransmitir en directo los partidos.

No es nada nuevo, ya lo intentó años atrás -ante lo que los directores entonces de las grandes cadenas nos plantamos- y, aunque fracasó en sus pretensiones, parece que no se ha olvidado. Quiere dinero para con él rematar lo poco que de deporte le queda al que debería ser el Rey de los deportes. Que el mundo está lleno de desagradecidos no es necesario recordarlo. Quizás sí que fue la radio, con Matías Prats y el gol de Zarra en Brasil lo que empezó a encumbrar el fútbol al negocio actual.

Puede entenderse que haya que pagar por retransmitir los partidos por televisión. Es un espectáculo con actores a los que hay que remunerar y organizaciones que hay que mantener. Pero incluir a las retransmisiones radiofónicas se vuelve un disparate que hay que rebelarse. La radio, el medio de comunicación gratuito que más penetra en nuestras vidas, es la que mantiene vivo durante la semana, el mes y la temporada el interés por los equipos y las competiciones con las noticias.

Y lo mismo hace transmitiendo los partidos en directo. Ha habido y hay generaciones de profesionales que con una capacidad de comunicación excepcional consiguen que los aficionados sigan con pasión el desarrollo de las competiciones. Es decir, partiendo de que los clubs ya son negocios especulativos y no siempre claros, la radio les promociona gratuitamente; es la que más contribuye a que la gente acuda a los estadios y, tampoco hay que olvidarlo, muchos con un transistor en la oreja.

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