El consumo, que representa dos tercios de la economía estadounidense, creció un 2,3% frente al 1,7% de la anterior estimación. La cifra pone de relieve que, a pesar de las agresivas subidas de tipos de interés y de unas tasas de inflación no vistas en décadas, la demanda de los consumidores y de las empresas sigue siendo sólida.
La fortaleza del mercado laboral y el crecimiento de los salarios apuntalan el gasto de los hogares, al menos por el momento porque está claro si los estadounidenses puedan seguir consumiendo a este ritmo el año próximo.
Wall Street ha reaccionado con caídas porque el dato conocido este jueves puede dar alas a la Reserva Federal en su ofensiva para seguir drenando liquidez del sistema para combatir la inflación.
Mientras tanto, un indicador clave de la inflación -el índice de precios de los gastos de consumo personal, excluidos los alimentos y la energía- subió un 4,7% en el tercer trimestre, ligeramente por encima de la estimación anterior. Los datos mensuales de noviembre se publicarán mañana.