Será después de Semana Santa. Entonces, el Ejecutivo que lidera el socialista George Papandreou anunciará un paquete de recortes adicional a los ya implantados con el que pretende recortar en 23.000 millones de euros el gasto público. Las previsiones del Gobierno heleno es que, tras este paquete, el déficit público estará por debajo del 1% en 2015.
Las medidas, que tendrán que superar la aprobación del Parlamento del país, pretenden estar en curso dentro de unas semanas. A pesar de este anuncio, la deuda del país seguía ofreciendo unas rentabilidad prohibitivas en los mercados financieros. Así, el bono a diez años ya superaba un rendimiento del 13,3%.
Las declaraciones de Papandreou llegan un día después de que tanto Alemania como el BCE rechazasen la posibilidad de que Grecia organizase una suspensión parcial de pagos en su deuda. Además del rechazo, el consejero de la autoridad monetaria europea, Lorenzo Bini Smaghi, fue más allá, y dijo que si este extremo tenía lugar la banca del país mediterráneo quebraría.
El consejero italiano amenazó a Grecia, además, con una economía helena totalmente sometida a las inclemencias de los mercados, causando efectos devastadores en la cohesión social y el mantenimiento de la democracia. Por lo tanto, Papandreou debía seguir, en opinión del banquero, adelante con las medidas de austeridad aprobadas hasta el momento además de adelantar algunas más novedosas. Como así parece haberlo hecho.
