Alemania quiere a Grecia dentro del euro y Suecia apuesta por que se marche

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Alemania quiere a Grecia dentro del euro y Suecia apuesta por que se marche

Cruce de sables otra vez. A un lado, Alemania. En el otro, Suecia, un país que si bien no pertenece al euro sí tiene un peso nada desdeñable dentro de la Unión Europea. El motivo del encontronazo, de nuevo, Grecia. Los escandinavos defienden que el país mediterráneo saldrá del euro en seis meses. Berlín, sin embargo, se muestra firme en el propósito de mantener a Atenas en la órbita de la divisa comunitaria.

Las declaraciones han surgido casi al mismo tiempo. El ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble, aseguraba en una entrevista publicada esta mañana por el diario Süddeutsche Zeitung que Grecia no va a entrar en bancarrota y que, por tanto, su permanencia en el euro está asegurada. Mientras, su homónimo sueco, Anders Borg, comentaba a otros medios especializados que se dejarán de ver monedas de euro en Atenas antes del próximo verano.

A juzgar por la calma que reina en los mercados secundarios de la deuda –en donde la prima de riesgo española se mueve en torno a los 420 puntos básicos sin sufrir graves alteraciones- los inversores internacionales confían más en la palabra de Berlín que en la de Estocolmo. No es para menos; los bancos alemanes forman parte del grupo que encierra a los principales acreedores del país mientras que los contribuyentes germanos son los que más dinero han puesto, y van a seguir poniendo, en sus rescates. Suecia se limita a ser una voz crítica que sale de la Europa más avanzada y saneada: la septentrional.

Las palabras de Schäuble, si bien han sido interpretadas por algunos analistas como una declaración de intenciones de que Grecia va a pagar hasta el último céntimo que adeuda a las entidades germanas y ahora también al contribuyente alemán, llegan junto al documento redactado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en colaboración con el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europa. En dicho informe se aprueban los deseos del primer ministro heleno: Antonis Samarás. El líder conservador quería dos años de prórroga para cumplir con los ajustes, y este documento se ha hecho eco de la petición.

Esta coyuntura pone en un compromiso a Merkel, que hace unas semanas aseguró que acataría la decisión del informe arriba citado cuando Samarás viajó a Berlín para pedir más tiempo. La canciller germana enfrenta dentro de un año elecciones en su país, y una de sus bazas electorales hasta el momento ha sido presentar ante el pueblo alemán pruebas de cómo los griegos están pagando, y con creces, las ayudas concedidas. Dos años más de margen significa algo más de suavidad en el trato. Y eso podría conllevar la pérdida de miles de electores en el país centroeuropeo.

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