La popularidad del líder ha caído en un año donde ha pasado del órdago de Varoufakis a la Troika a la firma de un nuevo rescate que ha provocado la agitación social. Alexis Tsipras cumple este lunes su primer aniversario al frente del Gobierno de Grecia. Un año frenético donde Syriza ha sufrido un aluvión de acontecimientos: desde la firma de un nuevo rescate tras intensas negociaciones con la Troika, hasta tener que afrontar numerosas protestas ciudadanas por las reformas aprobadas y dimisiones como las del carismático Yannis Varoufakis. Un ‘cumpleaños’ en el que el primer ministro heleno tendrá como ‘celebración’ un nuevo parón general por los recortes en las pensiones en las pensiones que debe asumir el Ejecutivo como condición marcada por los acreedores.
Si en 2015, el político alcanzó el poder con altas cotas de popularidad; en este inicio de 2016 su imagen ha ido cayendo en picado, e incluso ha visto como su formación ya no está en lo alto de los sondeos, viéndose superado por los conservadores de Nueva Democracia, que estrenan líder en el partido.
Los deberes impuestos desde Europa mermen a Tsipras, de hecho, Sotiria Theodoropoulou, investigador senior del Instituto Sindical Europeo en Bruselas, en declaraciones recogidas por el diario griego Ekathimerini, ha aventurado que “lo peor aún está por venir para Tsipras, sobre todo en la reacción social a medidas difíciles como la reforma de pensiones”. Con una “luna de miel” con la clase media -“que lo llevaron al poder”- y con los sindicatos que ya ha tocado su fin, según el experto.
Respecto al rendimiento griego en los mercados, los mensajes tampoco son esperanzadores al aumentar el bono de referencia a 10 años en 102 puntos básicos respecto al alemán en un año. Aún más preocupante, señala Bloomberg, son las previsiones que tiene el propio Gobierno donde calculan que en los próximos dos años esta deuda podría rozar los 404 puntos básicos. Unos datos que vuelven a situar a Grecia a niveles de agosto cuando Tsipras rubricó la firma del tercer rescate.
“Estos episodios de volatilidad en los rendimientos griegos dicen que la crisis griega no ha terminado”, ha declarado Gianluca Ziglio, director ejecutivo de investigación de renta fija de Fixed Income en Londres. «El bono se pone fuera de foco, por un corto tiempo con las medidas transitorias provisionales, pero luego vuelve al centro de la escena cada vez que nos acercamos a una revisión”, ha sentenciado, en referencia a los vistos buenos que debe emitir los acreedores.
Un año donde las relaciones con Bruselas han provocado un cúmulo de hechos en el que Varoufakis fue uno de los actores principales, llegando a lanzar un órdago a la Troika que encendió a todos los organismos. Pero uno de los momentos más críticos que asumió Tsipras fue cuando se lanzó el referéndum para preguntar a la ciudadanía si aceptar o no el tercer rescate, algo que encontró la respuesta europea promoviendo un ‘corralito‘ de los bancos griegos.
Un acontecimiento que el exministro de Finanzas se encargó de narrar a El Mundo recientemente en una entrevista: “La troika, despiadadamente, nos cerró los bancos para forzar al primer ministro a llevar a cabo nuevos recortes en las pensiones, a imponer mayores impuestos a los consumidores y compañías, etc. Y después salieron diciendo que el daño que ellos habían causado era culpa mía. Es típico de los acosadores acusar a la víctima de su victimización…”.
Un vistazo atrás que se complementa con lo que debe afrontar Tsipras donde no sólo el sector privado llama a una huelga general sino que los agricultores también han amenazado con bloquear las principales autopistas de Grecia para protestar contra la reforma de las pensiones. Así como la advertencia de los marineros de comenzar un parón de 48 horas este miércoles, bloqueando todo el transporte en ferry a las islas griegas.
Mientras tanto, para el gurú de las finanzas George Soros, “Grecia sigue siendo un problema”, tal y como afirmó en una entrevista con Bloomberg en Davos el pasado viernes. “No hay una solución, y en realidad el problema está llegando al punto de ebullición de nuevo. Se puede ver en el rostro de Tsipras”, sentenció.
Una de las salidas que lanzan desde el Ejecutivo griego es la renegociación de la deuda, algo que esperanza al político, pero que a su vez desespera por el frenazo que ha puesto Europa al exigir más al país respecto a la reforma que deben asumir los pensionistas, para ya así entrar ‘de lleno’ en este asunto con el FMI como uno de los protagonistas.







