¿El fin de la OPEP?

Petróleo

¿El fin de la OPEP?

Extracción de petróleo

Riad trata de mantener su hegemonía en el mercado energético desestabilizando a sus principales rivales geopolíticos. El precio del petróleo sigue en caída libre. El futuro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que el año que viene cumplirá 55 años, podría estar ahora mismo pendiente de un hilo. Arabia Saudí, uno de sus miembros más influyentes, ha decidido hacer caso omiso a las peticiones de la mayoría de sus socios y mantiene su pulso a las otras dos grandes potencias energéticas: Rusia y EEUU.

Aunque las tensiones ya comenzaron hace varios meses, cuando el precio del barril de petróleo de la OPEP (y en consecuencia el precio del barril de petróleo en general) empezó a registrar caídas, ha sido más recientemente cuando la ofensiva de Riad ha pasado a ser considerada una guerra comercial abierta. Primero, tras negarse a reducir su producción de crudo en la cumbre de la OPEP celebrada a finales de noviembre pese a que las cifras de la demanda así lo sugerían. Seguidamente, el pasado miércoles los monarcas saudíes anunciaron un descuento para las ventas de enero. En consecuencia el precio del barril se encuentra desde hace días en caída libre. Actualmente ya cotiza por debajo de los 67 dólares; un 40% menos que su precio en junio.

¿Qué pretenden los saudíes con esta guerra comercial? Principalmente proteger la hegemonía que mantienen en el mercado del oro negro desde hace cuatro décadas. Su posición dominante se remonta, tal y como recordó la revista estadounidense Foreign Policy hace más de un año en un reportaje titulado “El final de la OPEP”, al 16 de octubre de 1973. Fue entonces cuando esta organización, con los países árabes a la cabeza, decidió someter a embargo petrolífero a Israel y todos sus aliados tras la Guerra de Yom Kipur. Fruto de este embargo Arabia Saudí consiguió hacerse con el control del mercado tras lograr acaparar dos tercios del crudo mundial. Y dicho control estaría últimamente siendo cuestionado por las nuevas técnicas de extracción energética (como el ‘fracking’) que están poniendo en marcha las grandes compañías norteamericanas.

De modo que, puestas las cartas sobre la mesa, los saudíes tienen mucho que ganar con la caída de los precios del petróleo (según contaba Eduardo López Alonso este jueves en El Periódico, Arabia Saudí puede generar beneficios incluso con el barril vendiéndose a 25 dólares). En primer lugar, resta competitividad a un sector energético ruso que entre las exportaciones de gas y las de crudo llena la mitad de las arcas del Kremlin. En segundo lugar, debilita fuertemente a rivales políticos como Irán -Teherán y Riad son las dos grandes esferas de influencia dentro del mundo musulmán actual-, pues este país también es otro gran productor de petróleo. Y en tercer lugar, pero sobre todo lo enunciado anteriormente, busca dificultar las fórmulas alternativas de extracción de energía que se están llevando a cabo en EEUU al intentar convertir esta incipiente industria en un negocio caro en comparación al de un oro negro ofertado a precio de saldo.

Sin embargo Arabia Saudí también corre con un gran riesgo: que la OPEP –cuyos miembros son ella misma, Argelia, Angola, Qatar, Ecuador, Emiratos Árabes Unidos, Gabón, Irak, Irán, Kuwait, Libia, Nigeria y Venezuela- no pueda aguantar la presión financiera que conlleva esta reducción de precios y termine resquebrajándose.

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