Impuestos por usar las carreteras: el nuevo ‘sálvese quien pueda’ recaudatorio al que apunta Europa

Crisis del euro

Impuestos por usar las carreteras: el nuevo ‘sálvese quien pueda’ recaudatorio al que apunta Europa

Camión circulando por la carretera

Nuevas grietas se dibujan en el mapa de Europa. La creación de impuestos para el paso de camiones por las carreteras de algunos países de la Unión capitaneados por Alemania ha desatado la polémica. La sombra de un nuevo impuesto va ganando terreno en Europa. El último grito para engordar las arcas públicas de los países del Viejo Continente está en gravar el paso de los camiones por sus carreteras. Una carrera a la que con mayor o menor timidez ya se han lanzado varios estados aunque sin coordinación alguna entre sí.

Hasta ahora, la que más ha avanzado en el planteamiento de este ‘peaje para extranjeros’ es Francia. El Gobierno galo incluso ha echado sus números y ha calculado que podría embolsarse unos 500 millones de euros extra con una medida que ha revestido de apariencia ecológica. De hecho, la encargada de su defensa ha sido la ministra de Ecología, Ségolène Royal.

En el país vecino, la tasa con la que coquetean cada vez más países europeos para salvar sus a veces debilitadas finanzas se aplicará a las vías por las que circulen más de 2.500 camiones diarios. Además, sólo tendrán que pagarla los vehículos de más de 3,5 toneladas de peso. Dos umbrales que dan más holgura de lo que en un principio, ya a finales del año pasado, anunciaba el Ejecutivo francés.

A razón de 0,13 céntimos de euro por kilómetro recorrido, la recaudación cae por debajo de la mitad de lo que se estimaba en un principio. En total, la medida afectará a 4.000 kilómetros de carreteras en Francia que muy lejos quedan de los 15.000 que en un principio se barajaba desde el despacho de la antigua líder de los socialistas galos.

Sin embargo, la iniciativa más detallada y discordante es la que ha presentado Alemania. En este caso, el responsable de lanzar la medida ha sido el titular de la cartera de Trasnportes, Alexander Dobrindt, de la bávara CSU aliada de la CDU de Ángela Merkel. En su hoja de ruta se contempla que sólo los vehículos extranjeros sean los que paguen por desgastar el asfalto de sus autopistas. Uno de los argumentos que se esgrimen en Berlín está en el tránsito de mercancías entre el Este y el Oeste de Europa.

El objetivo es que la nueva norma impositiva, que ha sido bautizada como ‘tasa de infraestructuras’, esté ya en vigor el próximo 1 de enero de 2016 y que las arcas públicas germanas puedan embolsarse 625 millones de euros. En este caso, el baremo de cargas será por tamaño del vehículo y potencia del motor. De nuevo también bajo una apariencia ecológica, se endosará una tasa mayor a los camiones menos respetuosos con el medio ambiente en cuanto a emisiones de gases.

Dobrint ha explicado que el cobro no será muy complicado una vez se ponga en marcha un sistema de tarjetas de pago de colores diferenciados. Además, el ministro ha anunciado la posibilidad de abonarse a un sistema de trayectos cortos y otro de un solo pase que ha promocionado como “buenas noticias” para los profesionales y compañías del sector de la logística.

Ante estas iniciativas se apunta a que el último en sumarse al carro de esta nueva tasa habría sido Mariano Rajoy. Según El Confidencial, los responsables de Hacienda y Fomento del Gobierno español habrían propuesto este polémico impuesto como as en la manga si España no consigue cumplir con los objetivos de déficit público pactados con Bruselas.

Fuentes conocedoras de la propuesta citadas por el rotativo digital han comentado que la posible implantación de este peaje especial se habría comentado ya con autoridades comunitarias. El plan pasaría por implantar la circulación de pago en vías por las que hasta ahora es gratuito transitar y aumentar los precios de aquellas que ya son de peaje.

El desconcierto ha cundido entre los países colindantes con aquellos que ya han mostrado su clara intención de implantar esta tasa. Austria y Holanda han sido los primeros en contestar con rotundidad a los planes de Alemania tanto desde la esfera política de primer orden como desde asociaciones de empresarios del sector. Desde la patronal de conductores holandeses, su portavoz no ha dudado en culpar a Berlín de “erosionar el espíritu europeo” y la ministra austríaca de Transporte ha amenazado con llevar la medida ante el Tribunal Europeo de Justicia por discriminatorio y por coartar la libertad de movimientos dentro de la Unión.

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