¿El último pa’ los postres?

Desde el Malecón

¿El último pa’ los postres?

Es preferible lograr cuatro buenos bistecs de palomilla con arroz y ensalada, que adquirirlos crudos en tales establecimientos a facturas de jeque árabe.

Tapers

Tapers

Un episodio socio-culinario entre cuchillo, tenedor y pozuelos multicolores. Lo nunca imaginado que pudiera ocurrir en un restaurante está sucediendo ahora mismo al menos en la capital cubana donde, a pesar de la siempre molesta fila de espera, en ocasiones de pie bajo el sol, a pocos se les ocurre sentarse a la mesa y degustar tranquilamente el menú. Una nueva modalidad se ha puesto en marcha con mayor intensidad y costumbres que en otros tiempos: llevarse los alimentos a casa.

Usted pregunta en una fila quién es el último y por delante tiene a personas cargadas de otros enseres en bolsas, javas y mochilas dispuestos a trasladar consigo cuanta carne o pescado se le ponga por delante, aunque no hay preferencias. Lo que sea.

Y todo, porque según sus cuentas, en estos restaurantes estatales los precios resultan muy accesibles y, comparándolos con lo comercializado en las tiendas en Moneda Libremente Convertible, es preferible lograr cuatro buenos bistecs de palomilla con arroz y ensalada, que adquirirlos crudos en tales establecimientos a facturas de jeque árabe.

Otro tanto en cuanto a precios ocurre en los principales hoteles. Obviamente, allí las reglas y comensales asistentes son diferentes y no se permite la entrada con una olla arrocera bajo el brazo porque de que los hay, los hay.

Así tenemos que varios de los asiduos a los restaurantes privados o paladares, que no han bajado ni un peso en sus ofertas porque sus razones económicas tendrán, ahora se inclinan a determinados estatales de excelentes precios, buena elaboración y aceptable trato. Eso sí, con colas desde horas tempranas y algunos que exigen previa reserva telefónica.

Ignoro si en otros sitios ocurre lo mismo. En el municipio capitalino de Playa tenemos como botón de muestra los de 3ra. y 8, Tocororo, cafetería del teatro Carlos Marx, la Casona de 5ta. Avenida y 18, y el ubicado en La Mesón. Algo más lejos, El Palenque.

Ese verbo mágico y socorrido de los cubanos, resolver, hace de las suyas, muta, se enriquece cada día con nuevos e inesperados acontecimientos o adversidades.

No será de extrañar que de tanta cola por estos tiempos, aparezca un organizador oficial, de esos que tratan de suavizar el deprimente espectáculo visual, ponga orden y alguien que llegue  deba preguntar:

-¿La cola del plato fuerte es la misma que la de los postres?

Y que salte un bromista ocurrente y le aclare:

-Bueno, esta es la del primer plato. La del fuerte es allá en la esquina.

Más información