El limbo legal que impide regular la calidad del aire que respiramos en el metro

Contaminación

El limbo legal que impide regular la calidad del aire que respiramos en el metro

España no posee legislación específica sobre la calidad del aire en espacios interiores.

Metro de Madrid

España no tiene ninguna legislación concreta que regule – y prohíbe – la calidad del aire que respiran los ciudadanos en espacios públicos interiores. Si bien posee instrumentos legislativos que marcan las condiciones interiores que deben prevalecer, no existe norma coercitiva sobre la polución interior.

Teresa Moreno, investigadora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IdeaeaCSIC) lamenta que solamente haya legislación sobre lo que se respira en la calle, “no en los ambientes interiores. No hay leyes concretas sobre las partículas a las que nos exponemos en ambientes interiores”, asegura a EL BOLETÍN.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la población de las ciudades pasa entre el 80 y el 90% de su tiempo en ambientes cerrados, “cuyo aire está contaminado en mayor o menor grado, lo que puede ocasionar graves problemas para la salud”, recoge un informe elaborado de la Comunidad de Madrid dedicado la ‘Calidad del aire interior en edificios de uso público’.

Dicho trabajo recoge estimaciones de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA) que determina que la contaminación en ambientes cerrados puede llegar a ser de 10 a 100 veces más elevada que en las concentraciones exteriores. Una noticia de eldiario.es publicada hace dos semanas aseguraba que «los viajeros del Metro de Madrid respiran hasta cinco veces más contaminación que en el exterior».

España posee varios acuerdos y medidas que establecen bases sobre la calidad del aire en espacios interiores, como la temperatura, humedad o velocidad media del aire, muchas de ellas establecidas desde un prisma de eficiencia energética articulada en el Real Decreto 238/2013.

No obstante, especialistas en la materia, como la investigadora Moreno, principal responsable del estudio que midió la calidad del aire en el Metro de Barcelona, resaltan que estas medidas son insuficientes para regular lo que respiramos en espacios interiores. De hecho, ese Real Decreto no incluye, por ejemplo, la necesidad de establecer un mínimo de calidad de aire en los suburbanos españoles.

El aire de óptima calidad debe prevalecer en hospitales, clínicas, laboratorios y guarderías. El aire de buena calidad: oficinas, residencias (locales comunes de hoteles y similares, residencias de ancianos y de estudiantes), salas de lectura, museos, salas de tribunales, aulas de enseñanza y asimilables y piscinas. Y por último, el aire de calidad media: edificios comerciales, cines, teatros, salones de actos, habitaciones de hoteles y similares, restaurantes, cafeterías, bares, salas de fiestas, gimnasios, locales para deporte.

Una de las únicas formas de regular la contaminación que se establece en un espacio interior es a través de la salud y seguridad de los trabajadores. En el Metro de Madrid fueron Inspecciones de Trabajo las que establecieron que la empresa pública no estaba realizando lo suficiente para frenar la exposición al amianto – material tóxico prohibido – de los empleados del suburbano.

Más información