El HSBC cree que el riesgo de ruptura del euro persiste por la brecha social

Crisis del euro

El HSBC cree que el riesgo de ruptura del euro persiste por la brecha social

Sucursal de HSBC

Los analistas del banco británico sostienen que el aumento de la desigualdad podría consolidar el auge del euroescepticismo. “Seis años después del comienzo de la crisis de deuda soberana, el riesgo de que uno o más países abandonen la unión monetaria persiste”. Esta es la sentencia que se puede leer en el último informe del banco británico HSBC sobre la economía europea en el segundo trimestre del 2015.

La entidad británica, protagonista de la ‘lista Falciani’, se congratula porque se perciben signos de recuperación en el Viejo Continente gracias a un incremento del consumo en países como España y Alemania, y también gracias a la bajada de los precios de la energía y de la propia divisa. Sin embargo, considera que la tendencia es demasiado débil debido a la falta de inversión externa y sobre todo al crecimiento de la desigualdad, extremo éste que podría conllevar un crecimiento del euroescepticismo.

Pero al margen del análisis macroeconómico, los analistas del HSBC consideran que Grecia es el peligro más inminente para el futuro del euro. En su opinión, la tensión diplomática surgida entre el país mediterráneo y Alemania a raíz de la elección de Syriza –un partido de izquierdas contrario a las políticas de austeridad- ha generado una gran incertidumbre debido a una posible falta de acuerdo para que Atenas evite la quiebra.

El informe del HSBC se publica después de que el pasado lunes el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, acudiese a la capital alemana para reunirse con Angela Merkel. El encuentro con la canciller fue mejor de lo esperado, y ambas partes mostraron voluntad de lograr un acuerdo tras varias semanas de tensión bilateral entre la ‘oveja negra’ del euro y su miembro más rico.

Al parecer, en el encuentro Merkel estableció su voluntad de lograr un acuerdo respecto al programa de reformas del país mediterráneo, por encima de las «diferencias de opinión» que puedan existir a este respecto aunque dijo que «las reformas tienen que ser discutidas con las instituciones no con Alemania». Por su parte, el primer ministro griego garantizó que respetará los acuerdos y tratados europeos aunque «con determinadas prioridades» y subrayó su intención de gobernar en favor de la cohesión social.

Merkel añadió que «Grecia tiene que volver al crecimiento y superar problemas como su alto desempleo, especialmente el juvenil, para llevar adelante las reformas a que está comprometida». Mientras, Tsipras también reclamó un respeto para la democracia y las decisiones soberanas de los ciudadanos griegos y consideró que ése es el camino para lograr una salida rápida de la «crisis humanitaria» que atraviesa su país.

En relación a las reformas aplicadas en Grecia por sus antecesores y las instituciones europeas, el líder de Syriza se permitió apuntar ante la canciller «que no fue una historia de éxitos, sino que tuvo consecuencias catastróficas en nuestra economía». El ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble, había declarado días antes que Tsipras iba a poner “en peligro” los logros de los anteriores gobernantes.

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