Directo desde Cuba a MasterChef

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Directo desde Cuba a MasterChef

Este temerario e innovador hombre de las cazuelas se podría ganar un lugar de honor en el tan internacional programa de televisión.

Cuba La Habana Che Guevara tienda

Nada mejor o peor que tener en los bajos de tu casa un restaurante privado. Un sitio concebido como vivienda, en zona residencial y ahora con un grupo de requisitos impuestos para no perjudicar o molestar a los vecinos, que ha devenido un lugar de mucha concurrencia y algún que otro grito de carácter gastronómico entre camareros y cocineros.

Los olores merecen un párrafo aparte. Se trata, en ocasiones, de un armonioso maridaje entre el olfato del que se toma un descanso en la terraza y esos aromas de las especias que llegan a las fosas nasales y que invitan a ocupar mesa o revivir pasajes ya vividos. Pero no siempre es así. Cuando el aceite para cocinar ha pasado del uso normal, la pestilencia logra ahuyentar moscas, mosquitos y hasta un tigre siberiano extraviado en la zona.

También uno se entera, y he aquí un gran privilegio, de los secretos del chef.

En la isla resulta muy socorrido el llamado “arroz frito”. Tres o cuatro pedacitos de algo bien mezclados con el grano y listo el plato pata toda la familia en honor a los estudiosos que sostienen que en sus inicios el arroz era comida de pobres. Tal plato fue traído a Cuba no por chinos desde la Gran Muralla, sino por aquellos que emprendieron la aventura del ferrocarril en EEUU allá por California. Algunos más tarde optaron por darse un salto hasta aquí para establecer fondas, trenes de lavado o cultivo de hortalizas para no mencionar la charada.  Un plato con poco de la tradición autóctona y mucho de aquellos tiempos del lejano oeste gringo.

Hecho el preámbulo, la voz atronadora del mulato cocinero que logró traspasar el recinto culinario para subir, clara y audible, hasta un segundo piso y destrozar un concierto de Morricone con la inesperada advertencia:

-¡El arroz frito está saliendo sin frijolitos chinos, huevo, cebollinos y camarones!

Nada, que este temerario e innovador hombre de las cazuelas se podría ganar un lugar de honor en el tan internacional programa-show MasterChef al idear lo más parecido a un arroz con pollo pero sin pollo.

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