Clavijo y Fernández Fernández

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Clavijo y Fernández Fernández

Clavijo y Ferbández Fernández

Manu Clavijo y Juan Fernández Pura Contradicción by Clavijo Y Fernández Fernández on Grooveshark

Los cantautores, ya se sabe. O bien hablamos de aquellos ‘progres’ con guitarra de palo que hicieron carrera con la protesta antifranquista y ya están viejos, o bien nos referimos a la nueva hornada de solistas románticos. Chicos guapos, en su mayoría, con gran poder de convocatoria y un público entregado de jóvenes universitarias. Fans atribuladas y dispuestas a disfrutar de una dosis de erotismo bajo en calorías, bien envuelto en sedosas y, a veces interesantes, melodías más o menos ‘pop’. Aunque quizá eso no sea todo. Quizá también haya otros caminos posibles. Como el que proponen Clavijo y Fernández Fernández, por ejemplo.

Cierto que no están solos en el empeño. Juan y Manu cuentan con algunos cómplices con quienes comparten generación, intenciones estéticas y hasta proyectos. Como esa evanescente entelequia denominada ‘La Casa’. Lugar donde también habitan la gran Marta Plumilla y el revolucionario Andrés Sudón. Sin olvidarnos de otros compañeros de viaje como el cantautor Julio Hernández, que ha llenado los domingos madrileños de magia con sus sesiones de ‘Música por la Voluntad’, o de las presencias imprescindibles de otras activistas como Mafé o ‘La Maremoto’.

Todos ellos, por cierto, hijos naturales del mismo Libertad 8 que cobijó a la generación de Ismael Serrano, Pedro Guerra, Roxana y Javier Alvárez. Y Manu, Juan y sus compañeros de aventuras, son los nuevos, los de ahora mismo. Un grupo de artistas que dará mucho que hablar en el futuro: algo así como la corte reunida por Andy Warhol en su ‘Factory’ del Nueva York de los sesenta, aunque con un aire más castizo y entrañable.

Pero esta vez toca hablar de Juan y Manu. Y de su disco. Un artefacto valiente y arriesgado. Una colección de canciones compuestas y arregladas por los dos protagonistas de esta historia que fue grabado al natural, en directo y sin retoques. En busca de la frescura irrepetible de ese momento único que nunca volverá. Con todo lo bueno y lo malo que puede aportar ese sistema. Y que, tal vez por eso, suele ofrecer resultados tan imperfectos como hermosos.

La misma forma de trabajar que, sin ir más lejos, emplearon The Beatles en sus primeros trabajos. Un salto desde el trapecio sin red, que siempre necesita el concurso adicional de un tercero en discordia. De un paciente George Martín que se implique al máximo en la búsqueda de esa ‘toma buena’ que le da sentido a todo. Y en esta película el papel de árbitro ‘interpares’ le ha correspondido a Joaquín Kamikaze, un productor paciente, y a su vez músico con una interesante obra previa, que ha trabajado en este invento tanto como sus dos protagonistas.

En total, por lo tanto, aquí suenan dos voces, dos guitarras y un violín. Eso es todo. Y no es poco. Gracias a la calidad instrumental de Manu y Juan y a unos arreglos cuidados al máximo. Que, quizá por eso, a veces también aportan ese `defecto’ siempre necesario para que todo suene más humano. Un exceso de sofisticación que le resta naturalidad al conjunto.

Claro que eso, probablemente es cuestión de gustos. Y, al menos para quien esto escribe no le resta atractivos a este álbum en el que uno no tiene muy claro que canciones recomendar por encima del apreciable conjunto. De modo que, sin más criterio que el puramente subjetivo, yo me quedo con dos de Manu -‘Pura contradicción’ y ‘Decidí sentirme bien’- y dos de Juan –‘A tiempo estamos’ y ‘Guggenheim Bilbao Museoa’-, aunque habrá quien tenga otras favoritas entre la docena de propuestas que este dinámico duo nos ha ofrecido.

Finalmente, una consideración más. Si le gustaron Serrat y Sabina, pero es consciente de que hace ya unas décadas que no componen nada potable y empieza a cansarse de los periódicos ejercicios de nostalgia que no le llevan a ningún sitio, a lo mejor ha llegado la hora de probar con otra cosa.

Siga la senda de los eslabones perdidos. El camino marcado por otros tipos que también hicieron cosas interesantes y las siguieron haciendo cuando los ‘cantautores’ ya sólo eran para usted la música de fondo de sus primer amor. Una ruta que transitaron Pablo Guerrero, Hilario Camacho, Javier Bergia, Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, Luis Felipe Barrio y Matías Avalos o Juan Carlos Mestre y que conduce directamente hasta estos Clavijo y Fernández Fernández. Le van a encantar, se lo aseguro.

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