Apenas una década después del estallido de la crisis de deuda soberana en la zona del euro, la pandemia del nuevo coronavirus ha vuelvo a poner en jaque al sur de Europa. El golpe en el continente será duro, pero la devastación será mayor en España, Italia y Gracia, que tienen menos espacio fiscal para responder, algo que aviva los temores de fragmentación en la UE. Estos países se enfrentan a contracciones económicas que superarán el 9% este año, según las previsiones de la Comisión Europea.
El enorme despliegue del gasto público para hacer frente a las consecuencias de la Covid-19, mantener los negocios a flote y controlar el desempleo, disparará los déficits y la deuda, ampliando de este modo las diferencias entre el norte y el sur del continente, y ampliando el riesgo de ruptura.
En este escenario, el Ejecutivo comunitario ha lanzado hoy dos advertencias. Primero, que la UE se enfrenta a la más profunda recesión de su historia. Y segundo, que sin algún plan de rescate común la divergencia entre países pondrá en peligro la estabilidad de la región.
“Europa está experimentando una conmoción económica sin precedentes desde la Gran Depresión. Tanto la profundidad de la recesión, como la fuerza de la recuperación serán desiguales, condicionadas por la rapidez con que se puedan levantar los cierres, la importancia de servicios como el turismo en cada economía y por los recursos financieros de cada país. Esa divergencia constituye una amenaza para el mercado único y la zona del euro, pero puede mitigarse mediante una acción europea conjunta y decisiva. Debemos estar a la altura de este desafío”, ha asegurado el Comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, en un comunicado.
ESPAÑA, LA TERCERA ECONOMÍA MÁS AFECTADA
La Comisión Europea prevé que la economía del euro en su conjunto se contraiga un 7,7% este año, lo que provocará un aumento del desempleo y de la deuda pública, después de que los gobiernos hayan tomado medidas drásticas para contener la propagación del virus.
En el caso de España, calcula que su PIB se desplomará un 9,4% y el déficit público alcanzará el 10,1% este año a causa de las “estrictas” medidas de confinamiento adoptadas para contener al virus, mientras que la tasa de paro escalará hasta el 18,9% y la deuda se situará en el 115,6% del PIB.
De este modo, España será el tercer país de los 27 que forman la Unión Europea con una recesión más grave en 2020, sólo superada por Grecia (que se contraerá un 9,7%) e Italia (que caerá un 9,5%).
El desgaste comienza a ser evidente en clave de política nacional. No solo el Gobierno de Pedro Sánchez cuenta cada vez con mayores dificultades para extender el estado de alarma, también en Italia se ha empezado a especular acerca de cuánto tiempo podrá sobrevivir el primer ministro Giuseppe Conte después de que se viera obligado a disculparse por los retrasos en la entrega de la ayuda.
Por el momento, España e Italia son los dos países de la UE que han sufrido más la pandemia, que ha desbordado sus sistemas sanitarios, ha infectado a cerca de 500.000 personas y que se ha cobrado 55.000 vidas.
Aunque la respuesta de Grecia al coronavirus se pone como ejemplo (el país ha sufrido menos de 200 muertes), su economía también sufrirá por su fuerte dependencia al turismo. Bruselas calcula que la deuda pública griega se irá a cerca del 200% del PIB este año.
RESPUESTA DESIGUAL
Por el momento, los diferentes gobiernos han desplegado miles de millones de euros en estímulos, pero la respuesta ha sido desigual. Además, los intentos por negociar un plan conjunto no están siendo fáciles y hay continuas disputas sobre el volumen del dinero, su duración, pero sobre todo por el reparto de la carga.
La Comisión Europea tiene previsto presentar un plan de recuperación este mes. Según informó ayer El País, su fase más urgente se centrará en la rehabilitación de viviendas y edificios públicos y el impulso a las energías renovables. No entra en los detalles de la financiación, pendientes todavía de una dura negociación entre los socios de la UE, con Alemania y Países Bajos resistiéndose a cualquier trasvase financiero y Francia, Italia o España reclamando vías de mutualización de la descomunal factura que dejará la crisis de la pandemia.
Así que por el momento la carga reposa sobre el BCE, que planea comprar 1,1 billones de euros de deuda este año para apuntalar la economía, aunque el fallo del Tribunal Constitucional abre las puertas a un peligroso enfrentamiento con consecuencias desastrosas para la eurozona en plena pandemia.
