Y que levante la mano el que no ha tenido cerca un aquejado en casa, en la familia, en la vecindad, en cualesquiera de sus cuatro cepas. Algunos con par de ellas al mismo tiempo.
Sobrada razón para los que sostienen que no salimos de una para entrar en la otra en un momento en que absolutamente todo es un problema o dificultad en el día a día. Un rosario de adversidades con demasiadas cuentas. Desde los apagones sin fecha de caducidad, hasta tal medicamento o la falta de aceite por no hacer interminable el Vía Crucis.
Un enorme esfuerzo de las autoridades sanitarias por aplacar el contagio y el aviso de su recrudecimiento en los próximos dos meses.
Un panorama en que hasta los comunistas más consagrados le han pedido a la Santa Patrona y virgen de la Caridad del Cobre que nos cubra con su manto protector.
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Dengue, enemigo público número uno