La lucha interna, el cáncer de los partidos políticos

Política

La lucha interna, el cáncer de los partidos políticos

Cristiano Brown, concejal de Las Rozas y miembro del Consejo Político y de Dirección de UPYD

Aunque todos pretenden ocultar dichas disputas apelando de forma eufemística a la “confrontación de ideas” o al “debate interno”, la realidad es bien distinta. En los próximos meses celebrarán sendos congresos los principales partidos políticos de nuestro país. Este hecho ha desatado una guerra interna en los diferentes partidos con el objetivo de colocar a personas afines, de uno u otro bando, en los puestos de relevancia dentro de cada formación. A todos nos viene a la cabeza frases como “Al suelo, que vienen los nuestros” atribuida a Pío Cabanillas o máximas como que “El adversario se sienta enfrente, el enemigo está dentro” aplicables a las situaciones que estamos viviendo.
 
Aunque todos pretenden ocultar dichas disputas apelando de forma eufemística a la “confrontación de ideas” o al “debate interno”, la realidad es bien distinta. Se reduce a una lucha de egos que hace estragos en las diferentes formaciones. Esto desmotiva al afiliado de base, que cree profundamente en la ideología del partido y que se avergüenza del espectáculo mediático protagonizado por sus propios líderes, y también perjudica al conjunto de la sociedad, pues el debate personalista acaba eclipsando al verdadero debate político necesario en las diferentes organizaciones para dar respuesta a los grandes retos que debemos afrontar como país.
 
Si todos los principales partidos están en sumergidos en broncas internas, ¿qué van a ofrecer a la sociedad el día de mañana?
 
El Sr. Rajoy puede estar tranquilo, pues lejos quedan aquellos años en que Esperanza Aguirre y los suyos querían cortarle la cabeza. En esta ocasión, únicamente tendrá que dar explicaciones al desplante del expresidente Aznar. La escopetas en la formación azul están cargadas y apuntando directamente a Cospedal, todo ello enmascarado en un debate sobre la compatibilidad de cargos.
 
Podemos es la formación que más va a sufrir las consecuencias de la guerra abierta entre Pablo e Iñigo, pues este joven partido logró ilusionar a sus votantes ofreciendo un producto distinto y, sin embargo, está defraudando a su electorado tanto o más que los llamados viejos partidos. Podemos ha jugado con la ilusión de mucha gente humilde de este país y no ha sabido gestionar la confianza depositada en ellos y auguro que lo pagará caro en las urnas, pues se han caído las máscaras y se ha visto que tanto Iglesias como Errejón están más preocupados por sus sillas que por defender el interés general.
 
¿Qué decir de los socialistas? Esta formación ha conseguido cansar incluso a la prensa con sus enredos internos. Es más, ha llegado a un punto en el que ya ni siquiera son portada de los periódicos. Digamos que los medios han asumido que vamos a vivir varios muchos capítulos del culebrón “Los líos de Ferraz” y lo que se repite en exceso acaba dejando de ser noticia.
 
Ciudadanos por otro lado tiene un importante número de afiliados que no aprueban la gestión de Rivera, sin embargo todavía no ha surgido un líder que represente ese mensaje. Muchos ven en Carolina Punset, eurodiputada de la formación, la persona que puede escenificar ese malestar en el Congreso de febrero de la formación naranja.
 
No podría terminar sin hablar de UPYD, que también celebraremos Congreso a finales del mes de enero. En nuestro caso, las disputas internas llevaron a la formación al borde de la desaparición. Debemos recordar que pocos meses antes de unas elecciones importantísimas, como fueron las municipales y autonómicas de 2015, se escenificó públicamente la división interna, con un goteo de dimisiones en cascada del Consejo de Dirección. Se podría decir que nuestros dirigentes no estuvieron a la altura de lo que exigíamos los afiliados de base y los cargos públicos del partido. Cierto, que no fue ese el único factor que afectó a la debacle electoral de UPYD pero sin duda manchó la buena imagen que siempre tuvo la formación magenta ante sus electores.
 
A día de hoy, tengo importantes dudas sobre si hemos sido capaces de aprender de los errores del pasado. Espero que sepamos dejar a un lado las etiquetas y nos pongamos a trabajar para lograr que UPYD vuelva a crecer y consiga sumar apoyos para volver a ser una alternativa. Si alguno cree que la solución mágica está ligada a una determinada persona o marca, se equivoca. Lo que verdaderamente nos diferenciaría de las demás formaciones sería enterrar las hachas de guerra, no estar reclutando soldados por las redes sociales como si nos estuviéramos preparando para una batalla y ponernos a trabajar juntos para motivar a la afiliación y recuperar la ilusión a la hora de hacer lo que más nos gusta: hacer política.
 
* Cristiano Brown, concejal de Las Rozas y miembro del Consejo Político y de Dirección de UPYD

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