Señor presidente del Gobierno, en Montevideo se ha confirmado la ley según la cual la locuacidad de un político es directamente proporcional a la distancia respecto a su despacho oficial. Qué interesante que exhiba como un éxito que la justicia actúe con independencia. Más aún que lo logre a pesar de los reiterados obstáculos que intenta oponerle de modo incesante desde el Gobierno y el Partido.
Asombra que nada tenga que reprocharse mientras crece la catarata de líderes del PP encausados en los tribunales. Parece que su triunfo será completo cuando todos estén en el trullo.