La nueva y vieja política, obligada a dialogar

Especial XXIV Aniversario

La nueva y vieja política, obligada a dialogar

Palacio de la Moncloa

Las elecciones del próximo 20 de diciembre pueden marcar un hito en la historia reciente de España: el próximo Ejecutivo no lo determinará una mayoría absoluta y tal vez ni siquiera lo conforme el partido más votado. La mayoría absoluta de 186 escaños que obtuvo el PP en las últimas elecciones generales, celebradas el pasado 20 de noviembre de 2011, promete ser una excepción que ningún partido político tendrá capacidad de repetir al menos en un tiempo. Según todos los sondeos, ni PP ni PSOE ni Ciudadanos ni Podemos lograrán llegar a los tan ansiados 176 diputados que otorgan a quién los tiene el poder suficiente para gobernar en las Cortes sin necesidad de acuerdos. Tendrán que pactar para elegir quién ocupará la Moncloa.

El último barómetro del CIS, publicado el pasado 5 de noviembre, daba a los populares de Mariano Rajoy ganadores de las elecciones generales del 20 de diciembre con el 29,1% de los votos, frente al 25,3% que lograría el PSOE. Por detrás, Ciudadanos con el 14,7% de las papeletas y Podemos con el 10,8%. Los años en los que PP y PSOE se ‘turnaban’ en el poder han quedado atrás, ya que a pesar de que esta encuesta da algo de oxígeno al bipartidismo, éste está muy lejos de ser lo que era. Tanto populares como socialistas necesitarán de alguno de los dos partidos emergentes, ya sea el de Albert Rivera o el de Pablo Iglesias, para hacerse con el gobierno.

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez lo saben, pero evitan reconocerlo en público. En la larga carrera a las urnas que arrancó el 26 de octubre con un Consejo de Ministros extraordinario en el que se tramitó el real decreto de disolución de las Cortes y la convocatoria electoral, los líderes de PP y PSOE, respectivamente, han incidido en sus críticas hacia las propuestas de Ciudadanos y Podemos, aunque con un tono no tan duro como antes.

Una actitud que se ha puesto sobre todo de manifiesto en el caso de los populares. Lejos quedan los días en los que, por ejemplo, el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, menospreciaba a Rivera llamándole “Naranjito”, en referencia al naranja con el que se identifica Ciudadanos. Incluso, le comparó con Diógenes porque iba “con su lámpara buscando candidatos por todos sitios” para las próximas citas electorales.

Estas críticas dieron ‘alas’ a la formación naranja, que no ha parado de ganar votos en el último año, aunque ahora esta progresión se ha estancado.

Ya nadie en el PP llama “Naranjito” a Rivera y los suyos. Las críticas se limitan a poner en entredicho las medidas que, gota a gota, anuncia Ciudadanos para su programa electoral. Nada de descalificaciones personales y, si se hacen, son con un tono más moderado.

Y es que según todos los sondeos Rajoy podría ‘ocupar’ el Palacio de la Moncloa cuatro años más. Eso sí, siempre y cuando los populares consiguiesen en apoyo del partido naranja. Sin Ciudadanos, el PP ganaría los comicios, pero se quedaría muy lejos de poder gobernar. Esto incide en la idea de que los pactos de gobierno han llegado para quedarse.

Otra de las opciones que tendría el Partido Popular es mirar hacia su tradicional ‘enemigo’ político: el PSOE. En el último año ha resucitado, una vez más, la idea de una gran coalición entre los dos partidos mayoritarios al más puro estilo de Alemania, aunque populares y socialistas tratan siempre por todos los medios de ‘enterrar’ esta alternativa.

Un acuerdo entre el PSOE y Podemos es otro de los escenarios que se podrían dibujar tras las generales del 20 de diciembre. Incluso, en verano era la opción preferida por los votantes si no hay mayoría absoluta. Así lo ponía de manifiesto el barómetro de julio del Centro de Investigaciones Sociológicas, que afirmaba que ese posible pacto de gobierno entre los de Pedro Sánchez y los de Pablo Iglesias era la primera opción para el 21,1% de los ciudadanos, muy por delante de la segunda: que el PP gobierne en solitario, que quería el 11,6%.

Entre los votantes del Partido Socialista en los últimos comicios a la Presidencia del Gobierno, la mejor opción era una alianza con Podemos (32,4%), por delante, incluso, de que el partido gobernara en minoría (25,4%).

24M, el día que el PP dijo ‘adiós’ a las mayorías

El fin de las mayorías absolutas ya se dejó notar en las pasadas elecciones autonómicas y locales del 24 de mayo. Estos comicios fueron un duro golpe para el Partido Popular y supusieron su ‘adiós’ al poder en ayuntamientos de la talla de Madrid o Valencia y en regiones como la de Extremadura, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valencia. Los de Mariano Rajoy perdieron más de 500 de las 3.300 mayorías absolutas de que disfrutaba en distintos ayuntamientos, así como las que ostentaba en las Comunidades Autónomas.

Entre sus únicas alegrías se encuentra la Comunidad de Madrid, en la que gobierno Cristina Cifuentes gracias a Ciudadanos. Una situación que se repite, por ejemplo, en Murcia.

Indecisos

Además del fin de las mayorías absolutas, los últimos sondeos advierten del alto número de ciudadanos que no saben qué van a votar el próximo 20 de diciembre. Según el barómetro del CIS de principios de noviembre, uno de cada cuatro votantes es indeciso. Es decir, aún no sabe (22,2%) o no contesta (2,7%) a quién va a votar. Esta cifra es cinco puntos mayor que en la última encuesta para los comicios generales, en la que el voto indeciso era del 20%.

Todos los partidos políticos, tanto PP, PSOE o los emergentes, se volcarán con este caladero de votos para tratar de acabar con sus dudas y que se decanten por una de las ‘papeletas’ que el 20D estarán en las mesas de los colegios electorales.

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