A pesar del vertical repunte y el volumen de negociación con que se construye, la firma solar acumula la pérdida de más de un tercio de su valor en el último año.
El paso de Solaria por el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) ha tenido premio en Bolsa. Las acciones de la renovable se han llegado a apuntar alzas del 8% después de haber anunciado su estreno en el mercado de deuda para pymes con el objetivo de mejorar su estructura de financiación.
La emisión se ha articulado a través de bonos de proyecto de su filial Globasol Villanueva 1, de la cual la cotizada es accionista único. Estos papeles se han emitido a un valor nominal de 45,3 millones de euros que, según figura en el hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), permitirán “afrontar con mayor garantía su plan estratégico de inversión y crecimiento”.
En total, se procederá a la emisión de 453 bonos con un valor nominal de 100.000 euros cada uno de ellos. El interés nominal que se ha fijado para su devengo alcanza el 4,2%. Además, se ha establecido que estos bonos sean amortizables mensualmente hasta su vencimiento en enero del año 2037.
Las condiciones de esta colocación de renta fija establecen que “Globasol responderá 100% de sus obligaciones derivadas de los bonos”, si bien no se ofrece recurso a la matriz cotizada del grupo. Además, se ha informado de que la agencia española de rating Axesor ha concedido a los papeles una calificación crediticia de ‘BBB-’.
Al ecuador de la negociación bursátil, ya habían cambiado de manos cerca de 300.000 acciones de Solaria, una cifra que de por sí rebasa con creces el volumen alcanzado en muchas de las sesiones recientes. En los cruces más bajistas de la sesión, sus títulos han llegado a pagarse tan solo 0,61 euros, un 64% por debajo de recuperar el euro por acción que libraría a la fotovoltaica de buena parte de la presión especulativa de la que es blanco habitual.
