Los trabajadores de la entidad esperan que Bruselas de el visto bueno a la operación pero creen que podría exigir nuevos recortes. Los sindicatos de Novagalicia se reunirán hoy con representantes de Banesco, después de que el banco venezolano ganara la puja por la entidad gallega. Pese a la promesa de mantenimiento del empleo, los representantes de los trabajadores no las tienen todas consigo, ante el temor de Bruselas, que aún no ha dado su visto bueno a la operación, imponga más recortes.
Banesco se hizo con Novagalicia por un precio de 1.003 millones de euros, un 37% del valor en libros de la entidad, de los que 401 millones se desembolsarán ahora y los restantes 602 a plazos hasta 2018. La entidad recibió más de 9.000 millones de ayudas públicas, por lo que el FROB perderá unos 8.000 millones con la venta.
Al mismo tiempo, el FROB habría establecido unas garantías según las cuales el Estado se haría cargo del 85% del importe de posibles reclamaciones por litigios por asuntos como las preferentes, las cláusulas suelo o incluso por las rupturas de los contratos de bancaseguros con Caser y Aviva.
En ese sentido, tal y como señala el sindicato CIG en una circular, “no sabemos en qué medida Bruselas puede encontrar que estas coberturas son nuevas ayudas estatales que afectan a la competencia, y que requieren la presentación de un nuevo plan de reestructuración o de un cambio del actual”.
La Comisión Europea aún tiene que autorizar la venta, y, aunque se da por hecho de que así será, sí existe el temor de que pueda imponer algún ajuste adicional en una plantilla que ya ha afrontado cuatro expedientes de regulación de empleo (ERE) desde la no tan lejana fusión de Caixa Galicia y Caixanova.
En febrero de 2013, Novagalicia acordó un ERE, aún en marcha, para 1.850 empleados de los cuales un máximo de 455 pueden acogerse a prejubilaciones cobrando el 80% de su sueldo. El resto del recorte de la plantilla se acometerá a través de bajas incentivadas, con unas indemnizaciones de 30 días por año, con un máximo de 22 mensualidades, más una prima de 2.000 euros por cada tres años de antigüedad. En ningún caso la indemnización podrá superar los 250.000 euros.
La fusión de Caixa Galicia y Caixanova ya provocó un primer ERE para 1.200 empleados, que se llevó a cabo principalmente a través de prejubilaciones de mayores de 55 años que recibieron un 85% del sueldo. En julio de 2011 se anunció un nuevo ERE para 350 empleados, a los que se sumaron luego otros 700. En estos casos las indemnizaciones fueron las más generosas hasta el momento, de 45 días por año trabajado, con un máximo de 42 mensualidades. En total, los casi 8.000 empleados con los que contaban las cajas gallegas se han reducido a la mitad.
Tras estos continuados ajustes, todos los sindicatos coinciden en que serían injustificables tanto una nueva ronda de despidos como de rebajas de sueldos, y acuden a la reunión con Banesco unidos bajo este supuesto. Al mismo tiempo, la entidad venezolana se comprometió a mantener el empleo.