Castellano, dos años y medio en Novagalicia sin rastro de los inversores prometidos

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Castellano, dos años y medio en Novagalicia sin rastro de los inversores prometidos

La entrada de inversores privados en Novagalicia se convirtió en un tema recurrente desde que el 30 de septiembre de 2011 la entidad fue nacionalizada. José María Castellano desembarcó en la presidencia de Novagalicia en verano de 2011 con la promesa de traer inversores privados que ayudaran a reflotar a la entidad gallega. Dos años y medio después, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) finiquita el camino del empresario en la entidad gallega, a la espera del desembarco oficial de Banesco.

La entrada de inversores privados en Novagalicia se convirtió en un tema recurrente desde que el 30 de septiembre de 2011 la entidad fue rescatada con la inyección de 2.465 millones de euros, que se sumaban a los 1.162 millones que ya le había dado el FROB a través de preferentes. El Estado pasaba a controlar entonces un 93% del banco, pero se daba un plazo al nuevo equipo de José María Castellano para la entrada de capital privado que ayudase a reducir ese porcentaje.

Sin embargo, frente a la promesa de la entrada de grandes inversores internacionales por hasta 1.000 millones de euros, Castellano sólo logró convencer a 17 empresarios gallegos que invirtieron en total 70,4 millones, haciéndose con un 2,59% del capital del banco. En diciembre del 2012, el FROB aprobó una inyección en Novagalicia de otros 5.425 millones de euros, pasando a controlar la entidad al 100%.

En otras palabras, los inversores gallegos perdieron todo el dinero aportado, lo que les llevó incluso a plantearse acudir a los tribunales para demandar al FROB por no haber plasmado la situación real de Novagalicia en el cuaderno de venta de las acciones.

La salida del consejo de administración que presidía Castellano supone también el penúltimo capítulo de la andadura de Novagalicia como entidad independiente, a la espera de que Banesco, el nuevo dueño, la fusione con Banco Etcheverría.

Novagalicia es la heredera de la fusión de Caixa Galicia y Caixanova, un proyecto impulsado por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que temía que la reestructuración del sector financiero dejase a ambas entidades en manos de otros grupos más grandes, y perdiesen así su ‘galleguidad’. La operación contó con las reticencias tanto del Banco de España, como de las propias entidades, ya que se producía un amplio solapamiento de redes, pero finalmente salió adelante in extremis.

Ayer, según comunicó Novagalicia a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la sustitución del consejo de administración de Novagalicia Banco y el nombramiento del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) como administrador. “De esta forma se facilita y garantiza la adecuada efectividad de la compraventa y por ende del Plan de Resolución” de Novagalicia, señalaba en el documento al regulador.

Asimismo, la Comisión Rectora del FROB acordó designar a José Antonio Portugal Alonso, José Ramón Rodrigo Zarza y Miguel Ángel Iglesias Hernández como las personas que, en representación del FROB, ejercerán las funciones de administración provisional del banco hasta la toma de control efectiva por parte de Bruselas.

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