Al freno a las exportaciones se suma el de la llegada de turistas de alto poder adquisitivo. A pesar de las cifras récord, menos rusos escogen España para sus vacaciones. Los motores a los que el Gobierno de Mariano Rajoy tenía confiada la tan predicada recuperación económica pierden potencia. Después de la drástica caída de las exportaciones, el ministro Soria se ha visto obligado a reconocer este jueves que el turismo ruso en el que tantas esperanzas se habían depositado ha vuelto a menguar.
Si bien es cierto que el pasado mes de julio ha sido el segundo mejor en la historia de España en lo que a llegada de turistas se refiere, los de mayor poder adquisitivo nos visitan cada vez menos. En concreto los rusos, que se habían erigido como los principales clientes de destinos como la costa catalana han vuelto a reducir sus visitas a España, un país que había encontrado en el repunte del turismo internacional una de sus mejores garantías de recuperación económica.
Ha sido el ministro de Turismo, el canario José Manuel Soria, quien ha reconocido que a pesar del incremento global del 5,9% de turistas internacionales, el aterrizaje de rusos ha retrocedido en un 2,1%. Ni una palabra ha querido soltar sobre cómo quedan los turistas chinos -otros de los que visitan nuestro país con billeteras más abultadas de media- en la estadística que se hará pública mañana viernes pero que ha querido anticipar ya hoy en visita a su archipiélago natal.
Los que también han recalado menos en las costas y ciudades españolas son los alemanes. Un 1,1% menos de ciudadanos de la ‘locomotora europea’ en lo que a recuperación económica se refiere han visitado el país. Pese a todo, el ministro Soria no ha dudado en volver a defender el discurso del Gobierno de que el turismo se consolida como uno de los catalizadores del cambio económico que se atisba en España. El pasado mayo en Granada tuvo lugar una de las mayores defensas del sector turístico por parte del PP, cuando su portavoz sobre la materia en el Senado realizó una gran arenga en torno al tema con la campaña para las elecciones europeas como telón de fondo.
En los últimos meses, la caída de los turistas rusos ha sido más que evidente en aquellas regiones en las que su presencia era más considerable. Aunque el Gobierno llegó a diseñar ventajosas leyes que incentivaban sus visitas a España y su inversión por estas latitudes, en zonas como las costas Dorada y Brava catalanas el retroceso de llegada de catalanes llega al 18%, según cifras que barajan los empresarios del sector.
Los motivos hacia los que apuntan los expertos como causas de este declive de visitantes son dos. El primero de ellos, la fuerte depreciación del rublo en su cambio frente al euro que ha hecho que las visitas a nuestro país y en general a cualquiera de los de la Eurozona no sea tan apetecible como venía siendo antes de que empezasen los miedos al frenazo de las economías emergentes al conflicto con Ucrania. Vinculado a este último factor, la búsqueda de vacaciones patrióticas dentro de las fronteras rusas para no dejar dinero fuera de los países que se han lanzado a imponer diversos vetos comerciales a su país. Vetos que, a la postre y en el caso concreto de España especialmente, se han vuelto también en contra amenazando seriamente las exportaciones de diversos bienes.
